Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
1. Practicar la Caridad:
Para esto puedes buscar centros de ayuda, en tu Parroquia o Arquidiócesis hay muchos programas que brindan ayuda a niños, enfermos, adultos mayores, habitantes de la calle, mujeres embarazadas, y toda clase de necesitados del cuerpo y del alma. Son diversas las maneras de hacer caridad, pero lo principal es hacerlo con Amor y propiciar un encuentro verdadero con estas personas sufrientes. No des únicamente lo que te sobra, sino también lo que te cuesta.
2. Hacernos ricos en Cristo:
Para esto debes participar de la gran familia de Dios que es la Iglesia y mejorar tu relación con Dios, por eso debes proponerte realizar la oración diaria, participar con más frecuencia de la Eucaristía, la Adoración Eucarística y la confesión regular. También puedes unirte a un grupo o comunidad parroquial como la Legión de María o el grupo juvenil, acércate a tu parroquia y pregunta qué grupos funcionan actualmente y a cuál podrías pertenecer.
3. Fijarnos en las miserias de nuestros hermanos y en nuestras propias miserias:
Existen tres tipos de miserias, la material que consiste en la falta de bienes como la comida, el agua, el trabajo, la posibilidad de desarrollo, entre otros, también existe la miseria moral que la tiene todos aquellos que se han convertidos en esclavos del vicio y del pecado y siempre va unida a la tercera forma de miseria que es la espiritual “que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor” y consiste en sacar a Dios de nuestras vidas creyendo que somos autosuficientes y no necesitamos al Señor.
Debemos hacer un examen propio para determinar si poseemos alguna de estas miserias y busquemos la ayuda que la Iglesia nos ofrece.
4. Anunciar con alegría el Evangelio:
Una vez hemos nos hemos purificado en el sacramento de la confesión y hemos recibido el Amor de Jesús, a imitación suya, debemos salir en busca de las ovejas perdidas, de todos aquellos sumidos en la tristeza y en la miseria. Y no necesitas ir lejos para hacerlo, en tu casa, en tu barrio, en tu universidad o colegio, en tu trabajo, en el banco, en la calle hay muchos hermanos a los que puedes llevar el mensaje de Jesús.
5. Despojarse:
Podemos privarnos de aquello que nos hace daño como malas compañías, vicios, programas de televisión, música, conversaciones o momentos que nos hacen pecar para purificar nuestra alma y anunciar mejor a Cristo, también podemos despojarnos de lo que nos gusta, por ejemplo, en una tarde soleada, dejamos de comprar una gaseosa para refrescarnos, ofrecemos nuestro sacrificio al Señor y con este dinero hacemos una obra de caridad, o también madrugamos para hacer la oración personal, visitar a Jesús en el Sagrario o pedir por una persona que esté sumida en el vicio o pecado.
6. Ser misericordiosos y agentes de misericordia:
Saludando en la calle a conocidos y desconocidos, perdonando las ofensas, orando por nuestros enemigos, evitando los chismes y habladurías, compartiendo nuestros bienes con los demás y con toda la creatividad que el Señor nos inspire para recorrer este camino de cuaresma como verdaderos agentes de Misericordia y no olvidemos rezar por el Santo Padre, que es quien nos muestra el camino y nos da ejemplo para seguirlo.
(Tomado del mensaje del Papa para la Cuaresma 2014)