El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo el martes que estaba ronco y con dolor de garganta pero que se sentía bien pese a haberse contagiado de nuevo de coronavirus. “Es como una gripa”, indicó.
La reinfección del mandatario causó polémica tras anunciarse la víspera porque acudió a su conferencia de prensa matutina sin cubrebocas y con síntomas. El martes participó a través de un video tanto en el encuentro con la prensa como en una reunión de embajadores y sugirió que estaba afectado por la variante ómicron.
Su enfermedad es un ejemplo más del aumento en los contagios aparentemente por la propagación de esta variante que aunque solo ha conllevado de momento un ligero aumento en las hospitalizaciones y en la mortalidad ya genera preocupación entre muchos mexicanos.
Ha habido una escasez generalizada de pruebas en un país que ya hacía muy pocas y el martes algunas farmacias privadas, a las que acudían los que podían pagar el equivalente a unos 15 o hasta 25 dólares por test de antígenos anunciaron que se les habían agotado las reservas.
«Lo peor esta por venir», dijo Oscar Galindo, de 35 años, trabajador de servicios financieros en el centro de Ciudad de México. “Hay personas que no se cuidan, que no están vacunadas y ellos mismos están incubando las nuevos variantes en sus cuerpos”.
El número de casos confirmados aumentó en México un 186% la semana pasada, justo tras las celebraciones navideñas. “Se ha descontrolado un poco” la situación estos días, reconoció Galindo, porque con el fin de año “todos hacemos fiestas”.
Los mexicanos se han vacunado de forma masiva (el 88% de los adultos están inmunizados) y se consideran afortunados al recordar cómo hace justo un año los hospitales estaban desbordados de enfermos y con cientos de personas esperando en fila para que les rellenaran los cilindros de oxígeno y tratar a sus familiares en sus casa.
Pero las vacunas no quitan el miedo a algunos. Javier Nolasco, un estudiante de derecho de 21 años, no se separa de su cubrebocas aunque tiene el esquema completo de vacunación. “Aun así, tenemos que tomar todas las precauciones”, comentó. “Esto ha sido malo para los negocios, para la propia convivencia”
Ómicron es más contagiosa que otras variantes e infecta más fácilmente a quienes ya pasaron la enfermedad o han sido vacunados aunque con menos probabilidades de causar una enfermedad grave, según los más recientes estudios, con lo que las vacunas siguen ofreciendo una gran protección.
“Yo diría que este virus va de salida”, pronosticó el martes López Obrador. “Muy pronto las cosas van a normalizarse”.
En su aparición virtual en la conferencia matutina confirmó que está en aislamiento después de dar positivo el lunes, días después de que al menos dos miembros de su gabinete también informaran que estaban infectados..
López Obrador dijo que usaría cubrebocas cuando tenga que ver a alguien, algo que no ha hecho de manera constante, e hizo un llamamiento a la calma. “No nos espantemos, afortunadamente esta es una variante que no tiene el nivel, el grado de peligro que la variante delta y lo estoy experimentando”, afirmó.
Ante la cámara se tomó la temperatura y la oxigenación, que eran normales, y dijo encontrarse bien. “Es como una gripa, ronquera, un poquito de dolor de cuerpo al principio, estoy tomando paracetamol y me siento bastante bien”.
El presidente está completamente vacunado y como mayor de 60 años recibió ya la dosis de refuerzo.
El secretario de Salud, Jorge Alcocer, dijo que López Obrador podría regresar a las sesiones informativas la próxima semana.
Hace un año, en su primer contagio, el mandatario tardó dos semanas en reincorporarse a sus actividades. En ese momento, López Obrador reveló que recibió tratamientos experimentales, que describió solo como un “antiviral” y un fármaco antiinflamatorio.
El lunes el mandatario hizo suyos los consejos de un twittero que también han sido divulgados por las autoridades de la capital y dijo a los mexicanos que si tenían síntomas asumieran que era COVID-19, se quedaran en casa y evitaran hacerse pruebas. También abogó porque los empresarios que no exijan tests a sus empleados.
México ha sido uno de los pocos países que no ha impuesto en ningún momento restricciones de vuelo ni medidas obligatorias de prevención. La semana pasada superó las 300.000 muertes por coronavirus confirmadas por pruebas diagnósticas pero se realizan tan pocas en el país de 126 millones de habitantes que una revisión del gobierno de los certificados de defunción sitúa el número real de fallecidos en casi 460.000.
Fuente: AP