“Me gusta mi trabajo y lo bendigo porque es lo único seguro que tienen mis hijos para comer, ir a escuela y vestirse”, declaró a El Informador Venezuela Adelaida Perozo al aclarar que un vendedor de chucherías lo que gana en promedie es $20 semanales.
En medio de la situación económica actual, la realidad es que se invierte más y se gana menos. “Es posible que el compañero que declaró a un medio de comunicación local que nos ganábamos $80 no se explicó bien”.
Dijo están conscientes de que no está permitida la presencia de vendedores en busetas de transporte público, pero necesitan llevar comida a la casa, y no hay trabajo formal.
Por eso, en función de trabajar de manera organizada, en 2010 constituyeron la Asociación de Trabajadores y Trabajadoras no dependientes y está inscrita en el Registro público del Primer Público del Primer Circuito del Municipio Iribarren, y están afiliados 180 personas.
Hizo énfasis en que no obligan a nadie a comprar. La gente lo hace porque compra la chupeta, caramelos, galletas a precio más económico, dijo Perozo.
“El dinero no se lo ganan fácil, porque aunque parezca sencillo subir a una buseta a vender caramelos, galletas…, no lo es. Así como hay gente recepctiva otros no tanto y te dicen cosas, o no reciben la mercancía”, narró Edith Nieves.
Igual no todos los conductores dan permiso para vender, y se aprende a vivir con eso, el objetivo final es ganarse honradamente el dinero para la familia.
Ahora que se puede trabajar, porque cuando “el transporte entró en crisis tenía gritar por todo el bulevar de la avenida 20”.
Antes de la crisis una se ganaba el 50% de la inversión pero después, y se sumó la pandemia “tocó comer arroz con maíz”, comentó.
Finalmente, agradecieron a los compradores y a los transportistas que les permiten trabajar en sus unidades de transporte.