Antonio Ecarri, presidente nacional de la Alianza del Lápiz y abanderado presidencial de esta organización social y política, ofreció un balance de las principales necesidades que enfrenta la educación pública oficial venezolana de cara al inicio de año escolar 2022-2023, anunciado para el venidero mes de octubre.
A su juicio la educación en el país «ha sido víctima de un cataclismo» y necesita una «cura de simplicidad». Manifestó que en lugar de profesores y científicos extranjeros, la prioridad debe ser que los niños coman para que puedan aprender.
«Podemos traer Einstein, pero primero que los niños coman», enfatizó.
«El Lápiz exige al Ministerio de Educación y a Maduro la inmediata puesta en marcha de los comedores escolares. No hay aprendizaje con hambre, no basta con arepas viudas ni arroz sancochado», destacó en rueda de prensa desde el Comando Nacional del Lápiz.
Asimismo, ahondó en que debe implementarse un programa de útiles y uniformes escolares, citando como ejemplo a los infantes de zonas rurales del país, denunció que estos deben caminar sin zapatos cientos de kilómetros para llegar a escuelas sin comedores ni servicios públicos y con altísimos riesgos que se les caigan encima por los deterioros de la infraestructura.
Dejando por sentado que el inicio de año escolar equivale a $300 por niño, Ecarri enfatizó que las Brigadas Comunitarias Militares (Bricolimes) puestas en marcha desde el Ejecutivo no son suficientes para rescatar las escuelas venezolanas. En este sentido insistió en que debe crearse una Comisión Presidencial de altísimo nivel para atender la crisis.
Tras subrayar que las ganancias correspondientes a un semestre de la empresa trasnacional Citgo podría alimentar durante seis meses a los niños en edad escolar, cifra que ronda los $2800 millones de dólares; Ecarri agregó que es hora de asumir con responsabilidad la terrible crisis educativa. «Resolvamos este problema, los venezolanos podemos ponernos de acuerdo para trabajar por y para los niños de este país», sumó.