La violencia y la predisposición a ella, parece ir ganando terreno en el mundo. Cada vez es más frecuente escuchar en los medios de comunicación hechos atroces cometidos en contra de niños, adultos e incluso, ancianos, algunos más espeluznantes que otros, lo que nos lleva a pensar en que si este antivalor dominará a todos los seres humanos en los próximos años.
Venezuela, el país que se ha caracterizado por tener habitantes gentiles, amables, solidarios, que son capaces de detectar los aspectos positivos en medio de los peores escenarios, parece estar tentado a sumergirse en este desastre, pues está cobrando fuerza entre sus ciudadanos.
Solo basta con caminar durante algunos minutos por las más concurridas calles del país para ser testigo de discusiones entre desconocidos, que van desde reclamos por tropezarse unos a otros, hasta insultos por no respetar las leyes de tránsito. Pero durante estos días de Semana Santa, tiempo de reflexión y perdón, es necesario cuestionar si estos son los comportamientos correctos, tanto para el católico practicante, como para el ciudadano común.
Iglesia: olvidaron alimentar su fe
El padre Humberto Tirado, párroco de la Iglesia de Santa Rosa, dijo a El Informador Venezuela, que la falta de fe y de amor hacia el prójimo es una de las principales causas que desencadenan este tipo de situaciones violentas, pues la espiritualidad de las personas esta comprometida por problemas sociales que arropan a un gran número de venezolanos, por no decir a casi todos.
Según lo proclamado por la iglesia, el Jueves Santo se conmemora el tradicional ‘lavatorio de los pies’, que además de invitar a servir, también escenifica el ‘amarse los unos a los otros’, sin importar, raza, sexo o incluso religión. Pero según el sacerdote estos llamados no son escuchados por la sociedad actual, que ante las situaciones de supervivencia priorizan sus necesidades personales e incluso familiares, por encima de los demás.
El sufrimiento y la crisis han distorsionado la naturaleza del hombre
El párroco, detalló que cada vez es más frecuente escuchar en confesiones, las emociones negativas que abruman al hombre, entre ellos la rabia, el rencor y el odio, tanto en el campo político como en la sociedad civil, que ante la desesperación por ser víctimas de injusticias, delitos y agresiones, pueden presentar episodios violentos, depresivos, de sufrimiento y angustia.
El representante de la iglesia católica señaló que la ciudadanía ha perdido la cualidad de canalizar las emociones negativas, lo que conlleva a un aumento excesivo de la violencia, todo como consecuencia de “no alimentar el espíritu”.
Familias disfuncionales crean personas disfuncionales
Aunque no es en todos los casos, el padre Humberto señaló que en muchas ocasiones el “derrumbe moral en el seno familiar”, conlleva a crear ciudadanos que establecen “sus derechos por encima de sus deberes”, y dentro de ello, resaltó la característica de “no respetar a los otros”.
Mientras que otras situaciones presentes en muchos hogares, nos permite observar hechos violentos en los primeros años de vida, esto debido a que los padres o representantes inculcan en sus hijos “que la violencia se responde con violencia”, señaló el sacerdote.
La formación religiosa ayuda a controlar las emociones negativas
El párroco de la reconocida iglesia de Santa Rosa de Lima, lugar donde permanece la imagen de la Divina Pastora, indicó que la solución ante este problema social, es formarse religiosamente y alimentar la fe que cada una de las personas tienen dentro de sí.
“Si quieres transformar el mundo comienza por ti” expresó el religioso y señaló que la sociedad debe “dejarse transformar por Dios”.
Psicólogo: Estrés psicosocial es el detonante de comportamientos de supervivencia
El psicólogo Luis Oropeza, detalló que los pocos estudios con respecto a la sociedad venezolana, apuntan a que los ciudadanos están sometidos al estrés psicosocial, distorsionando varios factores personales y sociales.
“No necesariamente hay una disposición o predisposición a la violencia, porque el venezolano es muy solidario, sin embargo el alto estrés social que se está viviendo, tanto de los servicios básicos y la gasolina, la economía, hace que la gente salga a la calle con ese comportamiento de supervivencia”, aseguró el especialista.
Señaló que estas situaciones están íntimamente ligadas a la ansiedad, “cuando hay una lucha por la supervivencia, eso tiene un enfoque muy individual o sistémico en cuanto al contexto familiar” señaló Oropeza y aclaró que por esos motivos no se puede concluir que la sociedad se volvió individualista, pero sí evidenciar que está sometida a situaciones de alto estrés.
Indicó que aunque puede ocurrir a largo plazo o no ocurrir nunca, los problemas actuales pueden conllevar a un estallido social, sin embargo indicó que ante el panorama actual, es mucho más probable que estos comportamientos “se configuren como un perfil cultural”, al punto de crear un daño antropológico, así como ha ocurrido en otros países.
Para finalizar aclaró que las religiones, si trabajan desde la intervención y la prevención, pueden contribuir a la transformación de este problema social, sin embargo resaltó que en algunas ocasiones estas organizaciones “pierden el foco social” y tienden a caer en disputas políticas, perdiendo así la posición de abrigo y ayuda para los vulnerables.
Naikarys Cordero