El ejército de Sudán y una poderosa fuerza rival se disputaban el lunes el control del país en las calles por tercer día consecutivo, obligando a los residentes de la capital, Jartum, y de otras ciudades a resguardarse en sus viviendas, mientras en el exterior retumba el sonido de explosiones y disparos.
Al menos 185 personas han muerto y más de 1.800 han resultado heridas desde el inicio de los combates, señaló el enviado de Naciones Unidas Volker Perthes a la prensa. Ambas partes están usando tanques, artillería y armamento pesado en zonas densamente pobladas. Aviones de combate surcan los aires y las baterías antiaéreas iluminaban los cielos al caer la noche.
El número de víctimas podría ser mucho mayor debido a que hay muchos cuerpos en las calles alrededor del centro de Jartum a los que nadie puede acceder debido a los enfrentamientos. Hasta el momento no hay un reporte oficial sobre cuántos civiles y combatientes han perdido la vida. Un sindicato de doctores informó previamente de la muerte de 97 civiles.
El brote repentino de violencia durante el fin de semana entre los dos principales generales del país, cada uno con el respaldo de decenas de miles de soldados fuertemente armados, atrapó a millones de habitantes en sus residencias o en cualquier lugar que pudieran resguardarse, mientras los suministros se agotan y varios hospitales se ven obligados a cerrar.
Diplomáticos de alto rango de diversos continentes se apresuraban a mediar una tregua, mientras que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se dispone a discutir la situación.
“Hay disparos y artillería por todos lados”, dijo Awadeya Mahmoud Koko, presidenta de un sindicato de miles de vendedores de té y otros trabajadores de la industria alimenticia, desde su residencia en un distrito del sur de Jartum.
Comentó que un disparo de artillería impactó la casa de un vecino el domingo, dejando al menos tres muertos. “No pudimos llevarlos al hospital o sepultarlos”.
En la región central de Jartum se registró un intercambio sostenido de disparos y una columna de humo blanco se elevaba cerca del principal cuartel del ejército, un importante frente de batalla. A poca distancia, al menos 88 estudiantes y empleados han estado atrapados en una biblioteca de la facultad de ingeniería de la Universidad de Jartum desde el comienzo de los enfrentamientos, dijo uno de los alumnos en un video publicado en internet el lunes. Un estudiante murió durante los enfrentamientos que se registraron fuera del lugar y otro más resultó herido, afirmó el alumno. No contaban con agua ni alimentos, destacó, mientras mostraba una sala repleta de personas que dormían en el piso.
Incluso en un país con un largo historial de golpes militares, las escenas de los combates en la capital y la ciudad vecina de Omdurmán, del otro lado del río Nilo, no tenían precedentes. Los enfrentamientos se produjeron apenas días antes de la celebración de Eid al-Fitr, que marca el fin del ramadán, el mes sagrado para el islam.
La lucha por el poder es entre el general Abdel-Fattah Burhan, comandante de las fuerzas armadas, y el general Mohammed Hamdan Dagalo, líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido, un grupo paramilitar. Ambos grupos, otrora aliados, orquestaron de manera conjunta un golpe militar en octubre de 2021. La violencia ha aumentado la posibilidad de una guerra civil precisamente en el momento en que los sudaneses intentaban reanudar un movimiento por un gobierno democrático y civil después de décadas de régimen militar.
Ante la presión internacional, Burhan y Dagalo habían acordado recientemente el marco de un pacto con partidos políticos y grupos prodemocráticos, pero la firma se aplazó recientemente a medida que las tensiones se intensificaban debido a la integración de las FAR a las fuerzas armadas y por la futura cadena de mando.
Estados Unidos y la ONU, entre otros, han pedido una tregua. Egipto —que respalda al ejército de Sudán_, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos —los cuales forjaron estrechos vínculos con las FAR en los últimos años luego de que el grupo envió a miles de sus combatientes a apoyar su guerra en Yemen— también han pedido que ambas partes pongan fin a las hostilidades.
Pero hasta el momento ninguno de los dos generales ha cedido. Y han exigido la rendición del otro y han descartado negociaciones.
El director de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, tuiteó que el embajador de la UE para Sudán “fue agredido en su propia residencia”, pero no dio a conocer más detalles. Funcionarios del bloque no respondieron de momento a solicitudes de comentarios.
Dagalo, cuyas fuerzas se originaron en las milicias Janjaweed de la región de Darfur, se ha proyectado como un defensor de la democracia y ha calificado a Burhan como el agresor y un “islamista radical”. Ambos generales tienen un largo historial de violaciones a los derechos humanos y sus soldados han reprimido a activistas pro democracia.
Fuente: AP