Camiones cargados de aldeanos huyeron este martes de las comunidades próximas al volcán filipino Mayón, que estaba en erupción, traumatizados por la visión de la lava al rojo vivo que fluía desde su cráter y por temor a las expulsiones esporádicas de ceniza.
Cerca de 15.000 personas han abandonado las comunidades agrícolas, en su mayoría pobres, en un radio de 6 kilómetros desde el cráter del Mayón, en la provincia noroccidental de Albay, en evacuaciones forzosas desde el repunte de la actividad volcánica la semana pasada.
El gobernador de Albay amplió la zona de peligro en un kilómetro el lunes y pidió a miles de residentes que se alistaran para irse en cualquier momento.
Pero muchos optaron por huir de la zona de peligro ampliada antes incluso de la orden de evacuación obligatoria.
“Ya hay lava y cae ceniza”, relató Fidela Banzuela, de 61 años, desde el camión de la Armada al que subió con su hija, sus nietos y otros vecinos tras dejar su casa en la aldea de San Fernando, próximo al Mayón. “Si el volcán estalla, no veríamos nada porque estaría muy oscuro”.
Su hija, Sarah Banzuela, huyó con sus dos hijos, uno de ellos con asma, que dijo que podría empeorar por la ceniza volcánica que cayó sobre el poblado durante el fin de semana.
“Ya está cayendo ceniza y, por la noche, hay lava al rojo vivo procedente del volcán que parece acercarse a nosotros”, dijo Banzuela, de 22 años, a AP. Ella y su madre llegaron a una escuela convertida en centro de evacuación, que ya estaba repleta de aldeanos desplazados.
Tras días mostrando señales de actividad, como desprendimientos de rocas y un color naranja brillante en el cráter visible por la noche, el volcán comenzó a arrojar lava el domingo en la noche, que fluyó lentamente por dos barrancos en su ladera suroriental, dijeron expertos vulcanólogos gubernamentales.
Una nube de ceniza alcanzó los 100 metros al amanecer de este martes y que el viento desvió al sureste hacia algunas aldeas, dijo Teresito Bacolcol, director del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología.
El Mayón, de 2.462 metros de altitud, es uno de los principales atractivos turísticos del país por su pintoresca forma cónica, pero es el más activo de los 24 volcanes conocidos en el archipiélago.
Su última erupción violenta fue en 2018, y dejó decenas de miles de desplazados.
Con la cumbre envuelta en nubes pasajeras, el Mayón parecía tranquilo este martes, pero Bacolcol dijo a AP que la lava seguía fluyendo lentamente por sus laderas aunque no podía verse fácilmente debido al sol.