El sistema educativo venezolano enfrenta una situación compleja, agravada en los últimos años. A medida que el país se esfuerza por superar dificultades políticas y económicas, la Educación se presenta como un elemento transversal en la estabilización de la Nación.
Uno de los principales problemas es la salida del sistema educativo de unos cuatro millones de niños y adolescentes menores de 18 años de edad, de acuerdo con un estudio reciente de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
El Informador Venezuela conversó con el profesor Carlos Calatrava, director de la Escuela de Educación de la UCAB. El pedagogo compartió algunas ideas a título personal, que considera se podrían implementar en el país para mejorar el sistema educativo.
Los planteamientos de Calatrava para mejorar los dos primeros niveles de la educación son enfocados en garantizar “cobertura y calidad”, por lo que propone:
- Planes de emergencia educativa que no repitan mecanismos tradicionales de las escuelas regulares. Propone un proceso de adaptación de los diseños curriculares, de cambio en la didáctica y que de lugar a la experiencia bimodal o multimodal. Esto, a través de un gran programa nacional regionalizado, teniendo en cuenta mayor tasa de población, pobreza, exclusión y recesión escolar.
- El establecimiento formal de centros de educación inicial para maternal y prescolar para niños entre 0 y 6 años de edad que no están atendidos.
- Programas de reforzamiento obligatorio en matemática y lengua en primaria y educación media, junto a sus modalidades.
- Programas de apoyo escolar que impliquen mayores horas de clases en actividades complementarias diarias para trabajar el rezago pedagógico y consolidar el aprendizaje.
En cuanto al tema universitario, indicó que se requiere de nuevos mecanismos de financiamiento de las instituciones universitarias que dependen del Estado.
“Hay mecanismos, siendo el Estado la base, para que se generen otras formas de financiar las universidades nacionales y que no dependan al 100 % de una asignación del presupuesto público”, explicó.
En ese sentido, señaló que se debe construir medidas que permitan a las universidades obtener ingresos propios, y, que haya alguna contribución de los estudiantes. “Obviamente quienes no puedan hacerlo, no lo hagan”, aclaró.
También plantea la posibilidad de que las universidades se conviertan −como ocurre en otros países− en generadoras de productos para comercios, servicios e industrias y así obtener ingresos. Esto haría que la autonomía financiera se refuerce “y las universidades tengan de donde sacar para el pago de los pasivos laborales, además de ayudar a promover la investigación y crear nuevas oportunidades”.
El profesor de la UCAB igualmente considera la creación de nuevas opciones de estudios de pregrado que vayan en articulación con las necesidades del país. Incluso, en estudios de diplomados, postgrados y doctorados, vinculados con la resolución de grandes problemas nacionales.
Triángulo de la sociedad educadora
Tanto Calatrava, como el politólogo Piero Trepiccione, a quien también El Informador le consultó sobre el tema, consideran que para mejorar el sistema educativo en el país, en necesario el triángulo de la sociedad educadora, es decir, la participación del Estado como base, pero también de la sociedad y la familia.
Calatrava explica que, para el desarrollo de las ideas, es necesario el trabajo de alianzas. “El estado es la base, pero en el mismo nivel de responsabilidad está la sociedad y la familia. Los tres ángulos deben coincidir para que a través del mecanismo del pacto social, se puedan construir grandes alianzas para la educación”.
Por su parte, Trepiccione manifiesta que es necesario que la educación esté en el centro de la agenda pública, y que sea una de las temáticas de mayor importancia y posicionamiento para adquirir la atención de las autoridades y de las fuerzas sociales del país.
“No solo con una atención prioritaria por parte de las autoridades del Estado, sino también con una combinación de iniciativa donde el sector privado, la sociedad misma, los padres y representantes, comunidades y las organizaciones comunitarias, se puedan articular en función de promover iniciativas y capacidades en relación al tema educativo”, detalla.
Aumento del PIB
Trepiccione, también coordinador del Centro Gumilla, considera que el Estado “pudiera aumentar la inversión del Producto Interior Bruto (PIB) de la nación” en función a la educación “y llevarlo a unos estándares de carácter internacional entre cinco y 10 años”.
Una consideración similar la tiene el presidente del Colegio de Economistas del estado Lara, Joaquín Añez, quien destaca que debe haber un crecimiento sostenible del PIB del 10 %. Esto, sobre la base de la continuidad de las flexibilizaciones de las sanciones y la extensión de algunas licencias petroleras.
También contempla la necesidad de crear subsidios directos para los hogares más vulnerables y de pobreza extrema para dar la oportunidad a los miembros de las familias a retomar la educación en cada nivel educativo.
Otra propuesta de Añez, es la actualización de los pensum de estudio, ajustados a la dinámica del entorno nacional y mundial, y reformas administrativas para un “cambio rígido” para el manejo de los fondos públicos.
Destinar el 30 % del IVA para la educación
Recientemente, la UCAB presentó una propuesta con varias líneas de trabajo para recuperar el sistema educativo y «garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad».
La principal línea de acción es destinar el 30% de la recaudación del Impuesto al Valor Agregado y del Impuesto de Sucesiones al sector educativo. Esto se lograría mediante una reforma del Código Orgánico Tributario y el establecimiento de previsiones en la Ley Orgánica de Presupuesto.
Al respecto, el profesor Calatrava, quien también es Magister en Ciencia Política, dijo que no se trata de algo nuevo. “Vale recordar que, al declararse la educación pública, gratuita y obligatoria en el año 1870. El ingreso para financiarla provenía de un impuesto sobre las estampillas”.
Explicó que la estrategia garantizaría mayor autonomía en la captación de recursos y permitiría apuntalar el financiamiento de un programa nacional para abordar la emergencia. Con esto, se buscaría enfrentar la deserción escolar y el rezago pedagógico, además de la crisis salarial de los maestros.
Respecto a este punto, el politólogo Trepiccione considera que, aunque es viable, resulta insuficiente, ya que se tendría que buscar otros mecanismos alternativos de financiación para que conjuntamente pueda ir incrementándose considerablemente el aporte estatal del desarrollo de la educación del país.
“Como primer paso, fabuloso, pero obviamente haría falta otro tipo de incentivos del Estado para ir consolidando la inversión pública en el sector educativo”, dijo.
A pesar de los desafíos y complejidad de la situación, existen propuestas constructivas que pueden ayudar a fortalecer el sistema educativo venezolano. La combinación de iniciativas como planes de emergencia, centros de educación inicial y nuevos enfoques financieros, generan un panorama alentador. Además, demuestra la importancia de la participación conjunta del Estado, la sociedad y la familia para ofrecer una base sólida que proporcionen mejoras significativas.