¡ Reflexiones !
La situación del país se agudiza cada vez más y es increíble la manera con la cual algunos operadores políticos presentan a la opinión pública una Venezuela irreal, a sabiendas de que la verdad más temprano que tarde se contrapone a todo tipo de manipulación.
Tratando de infundir un “optimismo real”, hago énfasis en qué, no es un cuento del Patito Feo; no es una pluma, la que nos hace gritar que el cielo se está cayendo.
¡NO! Después que el país ocupo importantísimos lugares, entre los más ricos del mundo, su segunda riqueza, en importancia, el Petróleo, se desploma y, la primera y principal riqueza venezolana, el Capital Humano, ha sido devastado, desmembrado, dividido, manipulado, y cual epidemia nefasta, ha sido víctima de una diáspora infame que destruye al sector económicamente activo, devastando en su deslave a la base de la sociedad… “Las familias”.
Y muchos de aquellos a quienes no se les ha podido comprar su conciencia y voluntad han sido contaminados con el virus de la desesperanza.
Debemos tener la fe suprema de qué es la hora en la cual, una vez más, los venezolanos, tenemos la imperiosa necesidad de engrandecernos como lo hicimos en las etapas más duras de las guerras independentistas, durante las guerras de la Federación, cuando éramos amedrentados por asaltantes de pueblos y caminos, montoneras incendiarias de caseríos pueblos y sabanas como el caso de aquel esclavista de niños, cuyos documentos de venta, presuntamente, están archivados en el Registro Subalterno de Ciudad Bolívar y/o durante las férreas dictaduras derrotadas por la lógica y la razón impuestas por la dignidad de un pueblo que fue creado para vivir en libertad.
La crisis habrá de ser la página de la historia que nos hará reaccionar y retomar aquellas palabras del Centauro de los Llanos, José Antonio Páez: ¡Vuelvan Cara…!
La sociedad civil en general tiene el sagrado deber de reorganizarse para actuar, apegados al “Estamento Legal vigente”, en forma legal y racional contra la inseguridad que nos amenaza y efectúa atracos, robos, secuestros, contra las matracas realizadas en las alcabalas que confiscan los ingresos de los productores agropecuarios y a personas de otras actividades económicas, situación denunciada por el Fiscal General de la República, etc. Contra la inseguridad que amenaza, ataca, y asesina a nuestros hijos y a nuestros seres más queridos. Contra la inseguridad jurídica que amenaza, confisca y expropia nuestros bienes, ante hechos impunes como son las expropiaciones, confiscaciones, expoliaciones y las invasiones a predios rurales y a inmuebles, situación que afecta principalmente, a la propiedad de personas de la tercera edad.
Debemos tener la fe suprema, de qué es la hora en la cual, una vez más, los venezolanos, tenemos la imperiosa necesidad de engrandecernos como lo hicimos ante las adversidades y en las etapas más duras de las guerras independentistas, durante las guerras de la Federación, y/o durante las férreas dictaduras derrotadas por la lógica y la razón impuestas por la dignidad de un pueblo que fue creado para vivir en libertad.
La crisis habrá de ser la página de la historia que nos hará reaccionar y retomar aquellas palabras del Centauro de los Llanos, José Antonio Páez: ¡Vuelvan Cara…!
Debemos reorganizarnos para actuar cívicamente en el rescate de los principios y valores que desde siempre nos han caracterizado; de la creación de castas excluyentes de amigos y/o de familiares. Debemos luchar contra la corrupción, reconocida por altos representantes del gobierno y que ha sido calificada como crimen de lesa humanidad, porque de los dineros sustraídos ilegalmente al erario público depende el bienestar de los más necesitados.
Os insto a trabajar por una Venezuela unida, donde realmente sembremos el petróleo. Trabajemos con ahínco y tenacidad por recuperar nuestra dignidad, rescatemos la valoración real al trabajo: execremos la costumbre de las dádivas, a la obtención del dinero fácil. Con retomada integridad condenemos a los delincuentes de cuello blanco, o de cualquier otro color.
Más que preocuparnos, debemos ocuparnos porqué…
Esta “TIERRA DE GRACIA”, además de sus hijos… ¡TIENE CON QUE!