Misiles rusos cayeron en ciudades de toda Ucrania el lunes, causando daños en el hospital infantil más grande del país y en otros edificios, en una intensa ofensiva que interrumpió cirugías y obligó a jóvenes pacientes de cáncer a recibir tratamiento al aire libre. Al menos 31 personas murieron, informaron funcionarios.
Más de 40 misiles de distintos tipos impactaron cinco ciudades ucranianas a plena luz del día, informó el presidente Volodymyr Zelenskyy en redes sociales. La fuerza aérea ucraniana indicó que interceptó 30 proyectiles. Más de 150 personas resultaron heridas.
Se trató del bombardeo ruso más intenso sobre Kiev en casi cuatro meses, y alcanzó siete de los 10 distritos de la ciudad. Al menos siete personas murieron en la capital, incluidos dos trabajadores del hospital. En Krivói Rog, ciudad natal de Zelenskyy, los ataques cobraron la vida de 10 personas.
“Es muy importante que el mundo no guarde silencio al respecto ahora y que todos vean lo qué Rusia es y qué está haciendo”, dijo el mandatario.
Rusia negó haber atacado el hospital y señaló que su ofensiva fue contra objetivos militares.
El ataque se produjo un día antes del inicio programado de una cumbre de tres días de la OTAN en Washington con el fin de sopesar cómo pueden garantizar a Kiev el apoyo inquebrantable de la alianza y ofrecerle a los ucranianos la esperanza de que su país puede sobrevivir al conflicto más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Zelenskyy dijo durante una visita a Polonia que espera que la cumbre resulte en la entrega de más defensas antiaéreas para Ucrania.
El presidente estadounidense Joe Biden dijo en un comunicado que los ataques con misiles son “un horrendo recordatorio de la brutalidad rusa”.
“Es fundamental que el mundo siga con Ucrania en este importante momento y que no ignoremos la agresión rusa”, señaló el comunicado.
En el hospital de Kiev, los equipos de rescate buscaban víctimas bajo los escombros de un ala de las instalaciones que sufrió un derrumbe parcial. En el edificio principal, de 10 plantas, se veían ventanas y puertas reventadas y muros teñidos de negro. En una sala se veían manchas de sangre en el piso. La unidad de cuidados intensivos, quirófanos y departamentos de oncología sufrieron daños, indicaron funcionarios.
Al momento del ataque se realizaban tres cirugías de corazón, lo que provocó contaminación por escombros en los pacientes, indicó el ministro de Salud, Viktor Liashko.
Rescatistas formaron una línea y se pasaban escombros de uno a otro mientras se abrían paso. Aún salía humo del edificio y voluntarios y trabajadores de emergencias trabajaban con mascarillas.
Algunas madres se llevaban a sus hijos cargándolos en la espalda. Otras esperaban en el patio con sus hijos mientras los teléfonos de los médicos sonaban sin que nadie contestara.
Horas después del ataque inicial, otra sirena de ataque aéreo se activó y obligó a que un gran número de ellas se dirigieran a toda prisa hacia el albergue del hospital. Alumbrados por una linterna entre los oscuros pasillos del refugio, las madres cargaban en brazos a sus hijos vendados y el personal médico llevaba a otros pacientes en camillas. Los voluntarios repartieron dulces para tratar de calmar a los niños.
Marina Ploskonos dijo que su hijo de 4 años fue operado de la médula el viernes.
“Mi hijo está aterrado”, relató. “Esto no debería estar pasando, es un hospital infantil”, añadió entre lágrimas.
“Entre las víctimas están los niños más enfermos de Ucrania”, dijo Volker Türk, comisionado de derechos humanos de Naciones Unidas. Un equipo de la ONU visitó el hospital poco después del ataque y vio a niños que recibían tratamiento contra el cáncer en camas colocadas afuera del inmueble, añadió.
AP