(AP) — Puede que el presidente Joe Biden no utilice a menudo la palabra “aborto” cuando habla de la anulación del fallo del caso Roe vs. Wade, pero la vicepresidenta Kamala Harris sin duda lo hace. También ha visitado una clínica de Planned Parenthood en Minnesota donde se practica el procedimiento y relaciona habitualmente la caída de Roe con el problema más general del aumento de la mortalidad materna en todo el país.
Ahora que Harris se perfila para sustituir a Biden como candidata a la presidencia, los demócratas y los defensores de los derechos reproductivos esperan que su franqueza sobre el aborto, junto con las políticas del gobierno, ayuden a influir en los votantes para llegar no sólo a la Casa Blanca, sino también a escaños clave en el Congreso.
“El presidente estuvo increíble en sus declaraciones y la campaña estuvo emitiendo varios anuncios semanales centrados en la reproducción, y tenía un ejército de colaboradores”, dijo Mini Timmaraju, presidenta de Reproductive Freedom for All. “Pero, ya sabes, nada es más convincente que la que encabeza la candidatura sea la más contundente en el tema, y eso es lo que tenemos ahora”.
En su primer mitin como precandidata presidencial el martes, Harris tocó brevemente el tema del aborto, y el miércoles, durante un discurso en Indianápolis. en una reunión de una hermandad históricamente negra, se refirió a su trabajo en la promoción de la salud materna. Pero se espera que el aborto sea uno de los temas principales de su campaña en el futuro, en su intento de establecer un marcado contraste entre ella y el republicano Donald Trump.
Está ansiosa por presentarse como una defensora directa y congruente, con un historial de lucha por las cuestiones de salud reproductiva, especialmente la salud materna de la población negra.
“Los que creemos en la libertad reproductiva detendremos las prohibiciones extremas del aborto de Donald Trump, porque confiamos en que las mujeres tomen decisiones sobre sus propios cuerpos y no en que su gobierno les diga lo que tienen que hacer”, afirmó entre aclamaciones en un mitin en Wisconsin.
El 24 de junio de 2022, la Corte Suprema anuló el derecho constitucional al aborto vigente desde 1973. Desde entonces, aproximadamente la mitad de los estados han establecido algún tipo de restricción.
Las consecuencias de estas prohibiciones van mucho más allá de restringir el acceso a quienes desean interrumpir embarazos no deseados. Y, por lo general, los estados con más restricciones también tienen las peores tasas de mortalidad materna.
Trump se ha atribuido en repetidas ocasiones la anulación del derecho al aborto garantizado a nivel federal. Nombró a tres de los jueces de la Corte Suprema que votaron a favor de anular el fallo del caso Roe vs. Wade. Pero se ha resistido públicamente a apoyar una prohibición nacional del aborto.
El compañero de fórmula de Trump, JD Vance, ha dicho que se adhiere a los puntos de vista de Trump. Pero en 2022, cuando era candidato al Senado de Ohio, Vance dijo: “Sin duda me gustaría que el aborto fuera ilegal a nivel nacional”.
La doctora Jamila Perritt, líder del grupo no partidista Médicos por la Salud Reproductiva, describió un panorama desolador para las mujeres hoy en día que espera que cambie.
“La destrucción de la red de seguridad sanitaria, las agresiones a la autonomía sobre los cuerpos y el aumento de la tasa de mortalidad materna nos muestran claramente que las personas embarazadas y las que tienen capacidad para quedarse embarazadas no tienen acceso a las opciones que necesitan para mantenerse seguras y sanas”, afirmó, y añadió que la situación es peor para las mujeres negras, que deben enfrentarse al racismo además del empeoramiento de la atención médica.
“Necesitamos soluciones valientes para combatir estas crisis en múltiples frentes”, afirmó.
Incluso antes de abandonar la contienda, Biden había convertido a Harris en su principal mensajera en este asunto. En los días siguientes a la anulación del fallo del caso Roe vs. Wade, la vicepresidenta se reunió con legisladores de estados conservadores para debatir cómo proteger el derecho al aborto. Convocaron reuniones en la Casa Blanca. Este año Harris realizó una gira por los derechos reproductivos en estados disputados, empezando por Wisconsin. Fue la primera vicepresidenta que visitó una clínica donde se practican abortos.
El marido de Harris, Doug Emhoff, ha dicho que la libertad reproductiva es una cuestión de “todos”, y no meramente una cuestión “de las mujeres”. El martes, en su primera aparición pública desde que su esposa empezó a aspirar a la candidatura presidencial, visitó una clínica que practica abortos.
“Hemos visto casos de mujeres que tuvieron que estar literalmente a punto de morir antes de recibir tratamiento. Es una barbaridad, es inmoral y debe cambiar”, afirmó Emhoff.
La perspectiva del presidente ha ido evolucionando a lo largo de sus 50 años de servicio público, pero el católico de 81 años siempre se ha sentido más cómodo dejando que su vicepresidenta hablara con franqueza.
En cuanto a las políticas, Biden ha intentado que el aborto farmacológico esté más disponible, que el acceso a los anticonceptivos sea más fácil, y su gobierno ha acudido ante la Corte Suprema para argumentar que los hospitales tienen el deber, en virtud de la ley federal, de llevar a cabo el procedimiento en situaciones de riesgo para la vida, incluso en los estados donde el aborto está ahora prohibido. Biden también ha dicho que debería eliminarse la Enmienda Hyde que, entre otras cosas, prohíbe el uso de fondos federales para costear la práctica del aborto.
Pero cuando tuvo la oportunidad de golpear a Trump en este tema durante su debate del 27 de junio, Biden titubeó, dando respuestas confusas e incluso sin sentido, y no comprobó las falsas afirmaciones de Trump sobre las opiniones de los demócratas al respecto. Ese debate puso en marcha su declive.
Las opiniones de Harris han sido coherentes, desde su época en el Senado de Estados Unidos y como fiscal general de California. Vincula la cuestión del aborto a los problemas más generales de mortalidad y morbilidad maternas en Estados Unidos, y habla sin rodeos de cómo las mujeres negras corren un riesgo mucho mayor de sufrir complicaciones y tienen menos probabilidades de que se les crea cuando algo va mal.
Como senadora, abogó por la legislación sobre salud materna. En 2019, patrocinó la Ley Maternal CARE, que pide subvenciones que aborden el sesgo implícito en la atención de la salud materna. En 2020, presentó una ley destinada a abordar los resultados de la salud materna con un enfoque en la salud materna negra. También ha copatrocinado proyectos de ley que abordan el acceso al control de la natalidad y la financiación de la atención de los fibromas uterinos.
Durante su mandato como fiscal general de California, Harris también demandó a un grupo antiabortista que grababa en secreto videos de proveedores de abortos.
Mary Ruth Ziegler, profesora de Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de California campus Davis, dijo que Harris está a punto de convertirse en una de las candidatas más, si no la más, a favor del derecho al aborto jamás presentada por un partido político mayoritario.
“Si Harris se impone, puede tener una gran repercusión en la forma en que abordamos el derecho al aborto, porque demostrará que una defensa más rotunda y sin complejos de los derechos reproductivos puede llevar a la victoria política y a superar otros obstáculos políticos”, afirmó Ziegler, entre las principales especialistas en derecho al aborto del país.
Renee Bracey Sherman, fundadora y codirectora ejecutiva de la organización nacional por el derecho al aborto WeTestify, afirmó que la identidad de Harris como mujer negra y del sur de Asia la sitúa en una posición única para hablar de forma más personal sobre cómo la prohibición del aborto afecta de forma desproporcionada a las mujeres no blancas. Dijo que “significa algo para todos nosotros” cuando las personas no blancas hablan con conocimiento de causa y sin miedo.
“Me hace ilusión trabajar con alguien a quien no tengamos que rogar que utilice la palabra ‘aborto’”, añadió.