Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López < El Informador Venezuela
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Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López

241 años del Natalicio del Padre de la Patria

 

 

 

Con la imagen de Simón Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco, de 1821, año en que estuvo en Barquisimeto, rememoramos el natalicio de uno de los hombres más importantes del mundo entero durante el Siglo XIX, quien nació en Caracas el 24 de julio de 1783 hace 241 años. Esta histórica figura de dimensión mundial, será el abanderado de la independencia suramericana, liderará las estrategias tanto militares, como diplomáticas y político – administrativas que redundarán en la emancipación de Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y Venezuela de la Corona Española, abriéndole el cauce a estos países al comercio internacional, al libre cambio y el endeudamiento, propiciará un nuevo sistema normativo acorde a la realidad americana, sobre la base que «…no somos indios, no somos europeos (…) nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y ciencia, aunque en cierto modo viejos en el uso de la sociedad civil…»

 

Esa acertada visión de Bolívar, será el eje sobre el cual pivotará su mesiánica obra independentista y libertaria, que revela en su tiempo un nuevo sentido, una nueva concepción directa, precisa y vigente al expresar: «…uncido el pueblo al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y el vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud…», por lo cual el Padre de la Patria también decía: «…la felicidad es la práctica de la virtud…» y en la virtud pública está la honestidad, la pulcritud en el desempeño de las funciones públicas y el cabal cumplimiento de las atribuciones inherentes a los cargos de orden gubernativo, pues entre los vicios está la corrupción, lo que demuestra la capacidad de Simón Bolívar de comprender la realidad latinoamericana en los términos más penetrantes y exactos, ya que el Libertador percibe claramente desde el comienzo lo que se convierte en directriz de su pensamiento y obra, la realidad latinoamericana. De allí, que en la exposición de motivos, que es a fin de cuentas el Discurso de Angostura, en cuanto al proyecto de constitución que plantea, expresa: «…un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción…»

 

El Dr. Rafael Caldera (1987), en su obra “Bolívar Siempre”, nos dice: “…para los venezolanos de mi generación, la imagen de Bolívar logró el efecto mágico de mantener nuestra fe en una Venezuela futura digna de su grandeza, en medio de la humillante situación en que veíamos a la patria después de un siglo de contradicciones y fracasos. (…) Bolívar nos había demostrado lo que nuestro pueblo era capaz de hacer cuando lo inspiraban grandes ideas y lo conducían voluntades recias, dispuestas a cualquier sacrificio por una causa noble…”

 

Son estas características sociológicas, las que indudablemente han permeado en el imaginario popular latinoamericano hasta nuestros días, especialmente en la nación cuna de este grande hombre, Venezuela, nuestra patria plena de gracia por sus cuatro costados, preñada su entraña de múltiples riquezas y con un contingente humano de gente buena, trabajadora, decente, emprendedora, capaz de sortear dificultades y seguir apostando a la Venezuela posible, tal cual como lo hicieron los hombres y mujeres que se sumaron a la gesta emancipadora desde el 5 de julio de 1811 hasta la victoria en Ayacucho, rompiendo las cadenas que nos ataban a la corona española, no sólo para beneplácito de nuestro país, sino igualmente para Colombia, Ecuador, Perú y Panamá.

 

En tal sentido, Simón Bolívar, es el ineludible interlocutor de toda mención americana, como lo dice el Dr. Arturo Uslar Pietro en su obra “Bolívar Hoy”, ya que todo pensamiento sobre Latinoamérica comienza o termina con su nombre, con su pensamiento, con sus ideas y planteamientos por tener ellos una inagotable presencia, por su fuerza esclarecedora, por su vigencia y en consecuencia permanencia.

 

Para Ana Irene Méndez (2019), en el trabajo en línea publicado por la Universidad del Zulia, titulado “El Bolívar de Carlos Marx”, en 1858 fue publicado en el tomo III de “The New American Cyclopedia” una entrada escrita por Carlos Marx con el título “Bolívar y Ponte, Simón”. En este sentido, señala la referida autora que, en dicho título se manifiesta la primera inexactitud: “…Marx da al Libertador el segundo apellido de su padre. La entrada debiera decir “Bolívar y Palacios, Simón”, pues, como es conocido, la madre de Bolívar tuvo por nombre María de la Concepción Palacios y Blanco. En la mayoría de sus biografías se le identifica simplemente como Simón Bolívar. Para su semblanza de Bolívar, Marx utiliza obras de combatientes europeos en la guerra de independencia latinoamericana: del franco-alemán Ducoudray Holstein (1831), “Memoirs of Simón Bolívar”; del Coronel británico Gustavus Mathias Hippisley (1819), “Journey to the Orinoco” y las “Memorias” del general William Miller, publicadas por su hijo John Miller en Londres el año 1828. Marx se hace eco especialmente de las apreciaciones de Ducoudray y pinta a Bolívar como cobarde y traidor, manipulador político, cruel y rapaz, inconstante y con ínfulas monárquicas…”

 

Lo anterior, viene a demostrar la visión distorsionada que hubo de Simón Bolívar en Europa gracias a Carlos Marx, por una parte y por la otra, la literatura bolivariana del romanticismo que tuvo la desdicha de inflamar de manera sobredimensionada a Bolívar, elevándolo a la categoría de un semidios del Olimpo, creándose con ello una mitología épica de la independencia y de sus actores, que fueron seres humanos de carne y hueso, con desventuras y triunfos, con debilidades y virtudes, con arrebatos y actos sublimes en medio de un ambiente geográfico accidentado muchas veces, inaccesible otros, de carencias y necesidades, por lo que el medio más veloz y cómodo, era siempre el fluvial. Tanto una visión como la otra, distorsionaron a Simón Bolívar y su obra indiscutiblemente mesiánica.

 

Así se alimentó el culto a Bolívar, que se fue formando a lo largo del siglo XIX tanto para mal como para bien, a lo que contribuyó la élite política-intelectual como una herramienta de cohesión, para una república recién formada y en constantes conflictos internos, como la Guerra Federal. Escritores e historiadores como Eduardo Blanco, Juan Vicente González y Antonio Leocadio Guzmán llegaron casi a divinizar a Bolívar y contribuyeron a la formación del bolivarianismo

 

En tal sentido, el culto a Bolívar surge tras el largo, cruento y dramático proceso de la independencia de Venezuela, su figura indudablemente es vista como el fundador de la patria, y a veces la conciencia nacional es unida con las ideas de Bolívar, como se denota en el preámbulo de la Constitución venezolana de 1947: “…La Nación Venezolana arraiga el cumplimiento de su destino y la realización de sus finalidades en la integridad de su territorio, en el potencial de su economía, en su respeto a la libertad, en la consagración del trabajo como virtud suprema y como supremo título de mejoramiento humano y en patrimonio de autoridad moral e histórica que ganaron los venezolanos, conducidos por Simón Bolívar, en la empresa emancipadora del Continente Americano…” También la Constitución venezolana de 1961 nos muestra en su preámbulo: “…conservar y acrecer el patrimonio moral e histórico de la Nación, forjado por el pueblo en sus luchas por la libertad y la justicia y por el pensamiento y la acción de los grandes servidores de la patria, cuya expresión más alta es Simón Bolívar, el Libertador…” y aun la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) señala de igual forma en su Artículo 1: “…La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional…”

 

Tan interesantes apreciaciones, han hecho que no haya acuerdo entre los historiadores sobre cuando inicia el culto a Bolívar, el historiador Manuel Caballero consideró que si bien Bolívar no llegó a los extremos de Stalin, sus tendencias dictatoriales y la constante referencia a su muerte, dejó la puerta abierta a su culto. Por otra parte, Germán Carrera Damas piensa que el culto surgió en 1842 con la repatriación de sus restos y el escritor Pierre Vayssière opina que inicia en 1852 con la construcción del Panteón Nacional, como el sepulcro de Bolívar. Por su parte, el historiador Nikita Harwich considera que surge bajo el gobierno de Antonio Guzmán Blanco quien exaltó la figura de Bolívar hasta alcanzar matices religiosos.

 

Esas distorsiones, contribuyeron a que su figura fuese utilizada para la autoexaltación, como lo hizo Antonio Guzmán Blanco uno de los principales artífices del culto a Bolívar, quien usó su figura para legitimar su gobierno autoritario,  exhibiendo las pertenencias de Bolívar el 28 de octubre de 1872 en las fiestas de la paz. Dos años después, el 7 de noviembre de 1874 inaugura la estatua ecuestre del libertador en Caracas donde Guzmán Blanco proclama que Bolívar es: “…el hombre más grande que ha producido la humanidad después de Jesucristo…” En 1883 celebra el centenario de su nacimiento, además de construir el Panteón Nacional donde se colocarían los restos de Bolívar. Durante esta época, tanto el partido liberal como el conservador buscaron apropiarse de la figura e ideas de Bolívar para sus fines políticos y su figura fue usada como base de la unidad nacional

 

En este orden de ideas, nos dice el historiador Elías pino Iturrieta (2018) que, Guzmán Blanco en La relación entre los esfuerzos conmemorativos del centenario del Libertador en la inauguración del Panteón Nacional amalgama en ella la voluntad de Dios de manera evidente, lo cual no deja de llamar la atención en primera instancia y al respecto nos dice el citado autor: “…Está hablando un político que en su época se vende como campeón del laicismo y en esa conducta lo recoge la posteridad. Ahora, sin embargo, se presenta como siervo obediente de las decisiones del Altísimo, o más bien como su aliado, debido a que señala cómo se orquestaron los eventos desde el más allá para que se cumplieran las vendimias del Centenario. (…) Así las cosas, los logros de los períodos gubernativos que el orador ha presidido, el lapso del Septenio y el lapso de la Reivindicación, también llamado Quinquenio, no son sino el corolario de las facilidades concedidas por la divinidad para la atención de la memoria de un ser excepcional. Dios se encuentra en la obligación de homenajear a un Semi-Dios, el Semi-Dios de Sud-América, y se aprovecha de Guzmán para cumplir el propósito. Dios le da vueltas a la cabeza, quizá pocas, y se fija en Guzmán, cuyos planes de gobierno ampara para que sirvan de fundamento para el altar del Semi-Dios. De allí la forja de una trinidad que se muestra sin recato ante el mundo en 1883. (…) Pero el Semi-Dios no juega un papel pasivo en la trama, si damos crédito a las elucubraciones inaugurales del Ilustre Americano. La Providencia sabe exactamente lo que siempre quiso el Semi-Dios, no faltaba más, y ahora simplemente lo complace…”

 

Así, Antonio Guzmán Blanco exalta la figura de Simón Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco, para a través de ella ganar indulgencias encumbrándose él, al punto de mandarse a hacer una estatua ecuestre como la que inauguró en la Plaza Bolívar de Caracas y que estuvo ubicada, entre lo que es hoy el Palacios de las Academias y el Palacio Federal, en Caracas la cual una vez que abandonó el poder, el propio pueblo la derrumbó.

 

Barquisimeto, domingo 28 de Julio de 2024

 

Fuentes Consultadas

 

Caldera, R. (1987) Bolívar Siempre. Academia Nacional de la Historia. Italgrafica S.R.L. Caracas. Venezuela.

 

Fundación Wikimedia (2024) Culto a la personalidad de Simón Bolívar. [Artículo en Línea] Disponible en: https://prodavinci.com/guzman-bolivar-y-dios-1/Zhttps://es.wikipedia.org/wiki/Culto_a_la_personalidad_de_Sim%C3%B3n_Bol%C3%ADvar

 

Méndez, A. (2019) El Bolívar de Carlos Marx [Trabajo en Línea] Disponible en: https://www.redalyc.org/journal/1990/199061671003/html/

 

Pino, E. (2019) Guzmán, Bolívar y Dios. [Artículo en Línea] Disponible en: https://prodavinci.com/guzman-bolivar-y-dios-1/

 

Uslar, A. (1983) Bolívar Hoy. Monte Avila Editores. Litografía Melvin. Caracas. Venezuela.

 

Wiznitzer, L. (1976) Bolívar. De la obra El Siglo XIX Los Hombres de la Historia. Centro Editor de América Latina. Sebastián de Amorrortu e Hijos S.A. Buenos Aires. Argentina.

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