El presidente Gustavo Petro solicitó la renuncia del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, en medio de un creciente escándalo vinculado a la entrega de cupos indicativos a congresistas en el contexto de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
A través de su cuenta en la red social X (anteriormente Twitter), Petro expresó su deseo de que Bonilla dimita, aclarando que lo hace no porque crea en su culpabilidad, sino para proteger al gobierno de las presiones y ataques que, según él, provienen de sectores interesados en desestabilizar su administración.
En su comunicado, el mandatario elogió la trayectoria de Bonilla, destacando su honestidad y su labor como secretario de Hacienda de Bogotá durante la gestión de la Bogotá Humana. «Espero su renuncia… quieren derribar inconstitucionalmente este gobierno», afirmó Petro, defendiendo a su ministro en un momento de tensión política.
La situación se ha complicado tras las declaraciones de la exasesora del Ministerio de Hacienda, María Alejandra Benavides, quien testificó ante la Fiscalía que Bonilla estaba al tanto de las irregularidades relacionadas con la entrega de contratos. Benavides afirmó que «él [Bonilla] me usó» y que no le importaba el costo de sus acciones, sugiriendo que el ministro tenía conocimiento de las conexiones entre los exdirectivos de la UNGRD y los congresistas.
En medio de este escándalo, Bonilla también ha mencionado a Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, y a Nicolás Alcocer, hijo de la Primera Dama, en una denuncia por presuntas injerencias en contratos. Esta denuncia, presentada ante la Fiscalía, sugiere que Roa y Alcocer estarían involucrados en presiones indebidas para favorecer a terceros en la adjudicación de contratos relacionados con la hidroeléctrica.
La Procuraduría General, encabezada por Margarita Cabello, ha anunciado que revisará los mensajes y la información que Bonilla presentó en su denuncia. Este giro en los acontecimientos ha generado una ola de reacciones y ha intensificado el escrutinio sobre el gobierno de Petro, que ya enfrenta un clima de incertidumbre y cuestionamientos sobre la transparencia en la gestión pública.
Con la renuncia de Bonilla, el presidente busca no solo desmarcarse de la controversia, sino también fortalecer su posición ante las crecientes críticas y el descontento en su administración. La situación sigue evolucionando, y la atención está ahora puesta en cómo se desarrollarán las investigaciones y las posibles consecuencias para los involucrados.