En marzo de 2024 los sentenciados perpetraron el crimen en un invernadero abandonado, y luego enterraron el cuerpo de la víctima, con quien tenían una disputa por motivos no revelados.
Según la descripción del crimen, el condenado a cadena perpetua usó una pala para golpa con saña a la víctima mientras el otro condenado lo sostenía para inmovilizarlo.
Un tercer involucrado (también de 13 años), por cuanto colaboró en la destrucción de pruebas, no recibió un castigo penal pero sí un programa de educación correctiva. Éste fue llevado bajo engaño al lugar del crimen, pero cuando vio lo que ocurría, huyó del lugar. Posteriormente, colaboró con las autoridades, facilitando la ubicación del cuerpo del adolescente asesinado.
Tras cometer el crimen, los homicidas robaron dinero de la cuenta bancaria de la víctima y destruyeron su teléfono móvil.
De acuerdo con el fallo de la corte, los actos de los condenados fueron particularmente brutales y dado que los dos se encontraban entre los 12 y 14 años de edad cuando los cometieron, debían ser considerados criminalmente responsables por los mismos.
En 2021, China redujo su edad de responsabilidad penal de 14 a 12 años para «casos especiales», como causar la muerte por «medios extremadamente crueles», como ha sido considerado éste.
Este suceso provocó un debate nacional sobre el trato de los delincuentes juveniles.
Medios locales explicaron después del suceso que los tres adolescentes procesados son «niños abandonados», un término utilizado en las redes sociales del país para describir a menores que viven con sus abuelos en zonas rurales, mientras sus padres trabajan en las ciudades.
Por otra parte, la víctima sufría acoso en la escuela, lo que provocó que diversas voces en el país asiático pidieran «establecer sistemas especializados para prevenir el acoso escolar.
Con información de Agencias
Foto: (Referencial) Freepik