Luego de dos finales consecutivas en las que se quedó con las manos vacías, Henry Blanco por fin pudo saborear las mieles del triunfo en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP).
El experimentado estratega, que había rozado la gloria con Tiburones de La Guaira y luego con los mismos Cardenales de Lara, logró conducir esta vez a los pájaros rojos a la cima del beisbol venezolano.
En una emocionante serie final, los Cardenales de Lara demostraron su superioridad sobre Bravos de Margarita, imponiéndose en seis juegos, luego de haber perdido los primeros dos en su propia casa.
Blanco, quien siempre se mostró confiado en su equipo, celebró este histórico triunfo como el mayor logro de su carrera como mánager.
Un liderazgo ejemplar
El carisma y la experiencia de Henry Blanco fueron fundamentales para motivar a sus jugadores y crear un ambiente de equipo ganador.
Su capacidad para manejar situaciones difíciles y tomar decisiones acertadas en momentos clave fueron determinantes para el éxito de los crepusculares, que, durante la ronda regular, fueron el mejor club de toda la LVBP.
Fieles a su estilo
Durante la temporada 2024-2025, los Cardenales se identificaron por ser un equipo agresivo en las bases: 94 estafadas lograron en la ronda regular, siendo la segunda mayor cantidad para un equipo en la historia de la LVBP en una temporada.
La postemporada no fue la excepción, pues lideraron en estafadas el Round Robin con 14, y la final con 12.
Blanco cayó en seis juegos en la 2022-2023 ante los Leones del Caracas, con los Tiburones, siendo su primera final como mánager.
En la 2023-2024, logró llevar a Cardenales a otra instancia final, pero fue superado en cinco compromisos ante los Tiburones de La Guaira.
Y, este año, en seis emocionantes encuentros, Cardenales logró cuatro victorias consecutivas para alzarse con el séptimo título en su historia.
Habla Ricky Bones
Ricky Bones ha sido el asistente de pitcheo de Henry Blanco incluso desde su llegada a los Tiburones de La Guaira en la 2022-2023. Para él, el sufrimiento en la cueva durante toda la final fue compartido junto a todo el cuerpo técnico.
«Este equipo fue inmenso desde el principio al fin; no se rindieron», expresó Bones.
«Había que hacer el ajuste, reconocer a los bateadores individuales, y poder atacar mayormente con el pitcheo de poder arriba en la zona, poder expandir, y bajar la velocidad cuando era necesario».
«El equipo de Bravos estaba bien balanceado, con mucho poder, atacaban rápido la zona. La idea era mantener a los primeros dos bateadores fuera de tránsito, para poder ejecutar los conteos con los bateadores grandes, y lo pudimos lograr».
Fuente: Meridiano
Gráfica: Archivo
RG