Funcionarios iraquíes de seguridad iraquíes informaron el viernes que al menos 23 personas han muerto durante manifestaciones antigubernamentales en Bagdad y en todas las provincias del sur del país, que están dominadas por los chiíes.
Las autoridades dijeron que entre los muertos hubo ocho manifestantes en Bagdad. Las muertes restantes se distribuyeron en las provincias de Basora, Nasiriyah, Misan y Muthanna, en el sur de Irak.
Los funcionarios hablaron con la condición de anonimato, de acuerdo con las normas locales.
La policía de Irak realizó disparos al aire con munición real y empleó balas de goma y decenas de botes de gas lacrimógeno para dispersar a miles de manifestantes en las calles de Bagdad, mientras los más jóvenes corrían para ponerse a cubierto y un denso humo blanco cubría un importante puente de la capital iraquí.
La mayoría de las muertes ocurrieron como resultado de botes de gas lacrimógeno que fueron disparadas directamente a los manifestantes, así como balas de goma y munición real.
Durante los altercados, un manifestante murió por un disparo cerca de la puerta que lleva a la custodiada Zona Verde de la ciudad, explicaron los funcionarios de seguridad.
Fueron los primeros decesos en la nueva ronda de protestas antigubernamentales.
Los enfrentamientos comenzaron a primera hora de la mañana tras la reanudación de las movilizaciones luego de un paró de tres semanas. Las protestas son una continuación de las de principios de octubre contra la corrupción, el desempleo y la falta de servicios básicos, que se volvieron letales cuando las fuerzas de seguridad actuaron para repelerlas, empleando munición real durante días.
Las movilizaciones se extendieron entonces a varias provincias del sur de mayoría chií y las autoridades decretaron un toque de queda y cortaron el acceso a internet para tratar de frenar los disturbios.
Tras una semana de violencia tanto en la capital como en el sur del país, una investigación gubernamental sobre los incidentes determinó que las fuerzas de seguridad realizaron un uso excesivo de la fuerza, matando a 149 personas e hiriendo a más de 3.000. Ocho efectivos de las fuerzas de seguridad murieron también en las protestas.
Las protestas, que no tienen precedentes a esta escala, amenazan con sumir a Irak en un nuevo ciclo de inestabilidad que podría ser el más peligroso desde que declaró su victoria sobre el grupo Extremista Estado Islámico hace dos años.