Cuando corre largas distancias, Raúl Asención se concentra en lo bueno de su vida y eso le impulsa a seguir avanzando.
Así es como este inmigrante, exempleado de la empresa petrolera estatal venezolana y ahora solicitante de asilo en Estados Unidos, piensa llegar a la meta del maratón de Nueva York este domingo.
“La mente a veces te va a Venezuela, a veces te va a la novia… Cuando me acuerdo de mis hijos, eso me da fuerza”, asegura Asención, de 46 años, y quien espera recorrer los 42 kilómetros de la carrera neoyorquina en 3 horas y 55 minutos.
Para él, correr el maratón es un sueño que podrá ver cumplido tras haber pasado una dura etapa de su vida en su país natal, del que se vio forzado a huir con sus tres hijos el año pasado. Ahora trabaja en la construcción junto a sus dos hijos gemelos de 20 años y otro de 19 y vive en Yonkers, a las afueras de Nueva York. Los cuatro están embarcados en el largo proceso de solicitud de asilo en las cortes de inmigración.
Asención, nacido en Caracas, trabajó durante 16 años para Petróleos de Venezuela, más conocida como PDVSA, donde era técnico de variadores, es decir, encargado de equipos electrónicos que mueven los motores para sacar petróleo, en el estado de Monagas, al este de Venezuela.
Poco a poco, dijo, el enfoque en la empresa dejó de ser producir petróleo y pasó a ser la política: sus jefes, indicó, le pedían que fuera a marchas, charlas y concentraciones a favor del gobierno.
“Empezaron los problemas cuando se decía que eso no estaba bien. Ahí te pasaban a la fila de opositor”, dijo Asención, quien notó que los ascensos no llegaban y su sueldo se retrasaba.
“Había una especie de aislamiento. Para amedrentarte, para que uno volviera a las filas”, señaló.
Bajo el gobierno de Nicolás Maduro el país vive sumido en una crisis económica y política que ha llevado a Estados Unidos y otros países a reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente de la nación.
El 3 de marzo del 2018, Asención salió del país con sus hijos usando visas de turistas y se instaló temporalmente en el apartmento de su hermana en Yonkers. El venezolano está divorciado de la madre de los tres jóvenes, quien vive en Perú.
Ahora, asegura, el maratón es un nuevo objetivo que le llena de emoción. Es una de las carreras más emblemáticas del planeta, con más de 50.000 participantes cada año.
“Tengo muchísimas ganas de que llegue el domingo”, dice con una sonrisa.
Asención, quien ha corrido de forma regular toda su vida, vio la oportunidad de completar la carrera tras llegar a Nueva York, una ciudad en la que le sorprendió ver muchos espacios para corredores. Hubo días que entrenaba a las 4 de la mañana ya que no tenía tiempo el resto del día, debido a su trabajo y las clases de inglés que tomaba en Westchester Comunity College. Cuenta con un entrenador, un conocido en Caracas, que le ayuda desde Venezuela: recibe sus instrucciones por la aplicación de celular Whatsapp.
“Siempre me pregunto qué va a pasar en ese kilómetro 40, 41. He visto muchos videos donde dicen que algunos lloran porque tanto esfuerzo, tanta dedicación, tanta constancia… No sé qué vaya a pasar. No sé qué me cruzará por la mente”, dice Asención.
El venezolano participará en el maratón como miembro del equipo de Caridades Católicas, una federación de agencias y programas en los 10 condados de la arquidiócesis de Nueva York que se dedica a ayudar a neoyorquinos que lo necesitan. Asención acudió a la organización al llegar a la ciudad para que le ayudaran con asesoría legal para su caso de asilo y el de sus hijos: los gemelos Raúl Alejandro y Carlos Raúl, de 20 años, y Raúl Enrique, de 19.
Como miembro de su equipo, logró recaudar 3.000 dólares para poder correr. El dinero servirá para proveer ropa para neoyorquinos que la necesitan en invierno.
“Dios ha sido muy bueno conmigo”, asegura el inmigrante. “Me puso ángeles para yo poder correr esa maratón”.