El venezolano William Contreras ofreció una actualización sobre su dedo fracturado a un par de reporteros; extendió su mano izquierda y les permitió echar un vistazo. El dedo medio de esa mano tiene estos días un tono de morado ligeramente más humano, pero sigue siendo obvio, incluso a simple vista, cuánto debe doler cada vez que atrapa uno de los sinkers a 100 millas por hora del dominicano Abner Uribe o, peor aun, cuando hace un contacto que no sea perfectamente sólido al hacer swing con el bate.
Al preguntarle cómo se siente, el oriundo de Puerto Cabello se encogió de hombros. Las mascotas de receptor reforzadas y lo acolchado en la parte baja de sus bates ayudan un poco, pero no mucho.
Sigue insistiendo en jugar con dolor, así que fue y le ganó un juego a los Cerveceros, embasándose cinco veces con boleto y cuatro hits, incluyendo el sencillo productor con dos outs en el octavo inning que llevó a los Cerveceros a una victoria de 5-4 sobre los Orioles en el American Family Field.
“He estado trabajando duro desde el año pasado”, comentó Contreras, refiriéndose al origen de la lesión, “y no quiero parar por mi dedo. Se siente mejor cuando tienes otro gran día como el de hoy”.
Contreras dijo que ha encontrado algunas prácticas que ayudan a manejar el dolor y la hinchazón, incluyendo alternar su dedo entre agua fría y caliente durante el día. Y ha estado acumulando grandes jornadas desde hace un tiempo, embasándose 14 veces en 21 veces al bate en sus últimos cinco juegos.
Pero su mejor juego del año llegó, cuando igualó su marca personal de hits, fue responsable de cuatro de las 12 pelotas bateadas en juego a 100 mph o más por ambos equipos y evitó a los Cerveceros lo que podría haber sido una derrota descorazonadora.
“Es difícil batear la pelota con fuerza con ese dedo porque a veces hay dolor”, confesó. “Pero no tengo que pensar demasiado en mi dedo porque voy a seguir jugando el resto de la temporada”.
¿Por qué es eso tan importante para él?
“Mira, no lo sé. Siempre pienso en mí en la temporada muerta, trabajé demasiado duro como para perderme un día”, continuó Contreras. “No quiero tomarme dos o tres meses de descanso. Simplemente voy a esperar hasta octubre, noviembre, diciembre [para descansar] y estar listo para la próxima campaña”.
Contreras conectó el sencillo de la ventaja para su cuarto hit, igualando la marca personal que alcanzó dos veces la temporada pasada, cuando ganó su segundo premio Jugador Más Valioso consecutivo de los Cerveceros y terminó quinto en la votación para JMV de la Liga Nacional.
“Ése es nuestro muchacho”, dijo el manager de los Cerveceros, Pat Murphy. “Ése es el tipo que, aunque lo ponemos a recibir muchísimo, lo hace realmente especial. … Es un muchacho duro”.
Esa dureza quedó demostrada. Contreras recibió bolazos de foul en el lado del meñique de su mascota de receptor. Esos son los peores de todos, ya que él mete los dedos medio, anular y meñique en ese último bolsillo y cuando una pelota bateada golpea la mascota, dobla hacia atrás los tres dedos.
Cuando el bateador designado de los Orioles, Ryan O’Hearn, conectó un foul tip así en la séptima entrada, Contreras soltó su mascota y recibió la visita de un miembro del personal de trainers de Milwaukee. Pero no hay nada que hacer. Contreras finalmente se volvió a poner la mascota en la mano y miró hacia el cielo.
Al preguntarle qué dijo en ese momento, Contreras respondió: “Sólo digo: ‘Dios’”.
“[El dolor] todavía está ahí”, culminó, “pero quiero seguir jugando. Estoy bien”.
LA/MLB
Foto: MLB