Para Macario González, dirigente de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) en el Estado Lara, el resultado de las elecciones parlamentarias y de gobernadores efectuadas este domingo 25 de marzo, lo que significó fue un contundente repudio, no solamente al gobierno de Nicolás Maduro, sino también a quienes, “desde una supuesta oposición”, corearon con el gobierno el llamado al pueblo venezolano a acudir “a esta farsa electoral”.
González, también ex alcalde del Municipio Iribarren, fue enfático en asegurar que el pueblo venezolano no atendió al llamado “ni del uno ni del otro”.
–Y ello –recalcó— por la sencilla razón de que todavía están pendientes las cuentas de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, en las que Edmundo González ganó abrumadoramente, prueba de lo cual fue mostrado públicamente por el liderazgo de la PUD, y eso, por supuesto, el pueblo no lo ha olvidado, como tampoco ha olvidado el estado de precariedad y de miseria a que lo ha llevado esta seudorrevolución buena para nada.
El voto es un derecho, y no un deber
Recordó el dirigente que el artículo 63 de la Constitución Nacional establece que el voto es un derecho, y no un deber; es decir, no es obligatorio, de manera que el ciudadano simplemente lo ejerce, o no lo ejerce.
–¿Y qué fue lo que pasó? Pues sencillamente que el pueblo venezolano, en su inmensa mayoría, optó por no ejercer ese derecho, entre otras cosas, por cuanto todavía está a la espera de que se aclare lo que pasó el 28 de julio.
–Y cuando Maduro decía que la abstención, o que los abstencionistas, eran la nada, pues vino resultando que, aparte de ser esa frase un grosero irrespeto al mismo pueblo venezolano que mayoritariamente así pensaba, los venezolanos le restregaron en sus narices que tiene pendiente la cuenta del 28 de julio pasado.
–Y ese balde de agua fría también le cayó a esos políticos que se dicen opositores, pero que lo que han hecho en los últimos años es hacerle desvergonzadamente el juego al gobierno.
También al CNE
Pero González fue todavía más allá, y expresó que “ese repudio” se extendió también al Consejo Nacional Electoral (CNE) para que cumpla con su papel, y deje de recibir órdenes de Miraflores, y además para que conduzca con transparencia los procesos electorales.
–Lo que ocurre también –dijo luego— es que, para el gobierno, el pueblo habla solamente cuando vota, pero no entiende que ese mismo pueblo también habla cuando no vota, y eso fue lo que hizo este 25 de mayo, sencillamente para mostrar su rabia y su indignación, al ver cómo se le ha irrespetado a través del CNE su voluntad de cambio, y, por cierto, una rabia y una indignación que ese pueblo ha demostrado siempre de una manera totalmente pacífica, el 28 de julio votando masivamente por Edmundo González, y el 25 de mayo, dejando vacíos los centros de votación.
El juego está trancado
¿Qué está planteado, entonces, ante esta situación?
–Bueno, a mi manera de ver las cosas, en este momento, el juego político en Venezuela está sencillamente trancado, por la simple razón de que el gobierno se mantiene contumazmente en su posición de no querer reconocer que ya este pueblo no lo quiere, que lo rechaza y que lo repudia mayoritariamente, una posición gubernamental que no es nueva, sino que se mantiene desde el mismo momento en que Maduro se negó a cumplir el acuerdo de Barbados y otros acuerdos bilaterales de carácter internacional.
–Pero –dijo finalmente— nadie sabe en qué momento salta la liebre, y, por ahora, no vislumbro lo que pueda ocurrir en lo inmediato en Venezuela (RG).