Rivalidad entre hermanos, un antivalor que se debe corregir a tiempo < El Informador Venezuela
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Rivalidad entre hermanos, un antivalor que se debe corregir a tiempo

Rivalidad entre hermanos, un antivalor que se debe corregir a tiempo

Rivalidad entre hermanos, un antivalor que se debe corregir a tiempo

¿A qué madre o padre no le encantaría que entre hermanos no exista la rivalidad? Todos, absolutamente todos amarían que sus hijos se lleven bien, se sepan querer, se aprecien y hasta se ayuden entre ellos. Sin embargo, esto no siempre es así. Si este tema te preocupa actualmente en casa, continúa leyendo.

La rivalidad no sólo existe entre hermanos, también se presenta en los hijos que son únicos.  Pero… ¿de dónde surge?

Expertos en el tema aseguran que la rivalidad entre hermanos surge de la envidia, que es un antivalor, es decir, una sensación de  desagrado, rechazo a aquello que miras que no está bien, y que deja sensaciones desapacibles y hasta perturbadoras.

Por lo antes expuesto, la rivalidad o envidia es una situación que preocupa tanto a padres como a madres, sobre todo cuando la miran muy marcada entre la familia.

¿Cómo abordarla?

Si este antivalor está imperanndo en tu casa, deberás atenderlo, pero antes debes conocer el origen: cuándo se dio, cuándo aprendieron a rivalizarse entre ellos…

Es importante tener en cuenta que cuando los antivalores surgen en casa no es algo al azar, ni algo que viene de afuera o se presenta de repente. Mucho menos es algo que alguien llegó y alojó en tu casa. No sucede así.
Todo antivalor sucede porque se gestó dentro del hogar. Ahí en casa fue donde empezó a germinar esas sensaciones de molestia, desagrado y perturbación. Quizás no te dabas cuenta, pero ya estaban empezando a sentirse en casa cuando papá o mamá empezaron a proyectar conductas de envidia y rivalidad ante los niños.

Es muy probable que te preguntes cómo puede ser posible lo anterior, porque crees que los tratas bien e igual, al igual que su padre; o incluso, seguramente dirás que fue su papá, o viceversa, él dice que fuiste tú, pero no es por ahí el camino para erradicar la rivalidad entre hermanos.

Lo importante es la sensibilidad y la intuición para detectar en qué momento se está gestando antivalores en el hogar. Es decir, ser capaz de percibir, intuir y casi oler qué estás haciendo como adulto para que tus hijos rivalicen entre ellos.

Trato con equidad

No sé trata de la cantidad de hijos, ni mucho menos de si es un hijo único. Se trata de qué tanto estás tratando con equidad a tu pareja, a tus hijos, a tus familiares, al entorno que te rodea.

Cuando posees la sensibilidad de trato equitativo eres capaz de actuar de inmediato para erradicar un antivalor de rivalidad o envidia en casa ante la mera amenazada.

La rivalidad o envidia entre los niños suceden porque alguno de ellos recibe un trato diferente respecto al otro por parte de algún adulto dentro de casa, sea mamá, papá o algún familiar que vive ahí permanentete. Entonces, el mayor o el menor se percata y ahí brota la rivalidad.

Vale acotar que esas justificaciones de “porque tú eres más pequeño”, “tú eres grande y debes esperar” o “porque no te toca a ti” crean rivalidad entre los niños. Ellos son tan sabios que de inmediato aceptan la justificación, pero en su corazón sembraste la semilla de la rivalidad y  la envidia. Y por si fuera poco, de esta manera los padres también siembran la semilla de mentira, porque ello saben perfectamente que les estas mintiendo queriendo ocultar las cosas.

Intuición

Ante lo antes expuesto es muy importante la intuición o percepción de la que hablamos al principio.
Es relevante  partir de uno mismo como adulto y evaluar qué tan sinceros estamos siendo en el trato y la relación en casa. Así sea un solo niño que tengamos.

Si te vuelcas ese único hijo,  después saldrá afuera y no va a querer prestar sus cosas, ni mucho menos compartir, y va a denotar una tremenda rivalidad con todos los que le rodean.

Si estando en una mesa de tres, dos adultos y un niño, el pequeño debe aprender qué es la equidad: que todos se tratan por igual, que no importa que seas el adulto, también tienes tu lugar para ser el primero, el segundo o el tercero. El niño se va percatando de la equidad en la medida que sus mayores se relacionan dentro del hogar.

Si quizás te sobrelleva la constante rutina de trabajo o la constante rutina familiar, justo dentro de esa rutina es apremiante poner atención a cómo te estás relacionando en casa, qué estás diciendo, cómo lo estás diciendo y cómo estás actuando, si actúas inconscientemente por salir del apuro. Sobre este último particular, conviene que sepas que si hoy no atiendes a tu hijo, esas molestias se convertirán mañana en una tremenda rivalidad entre hermanos que tú propiciaste y no te diste cuenta. Incluso, llegarán a ser adultos y te preguntaras en qué momento dejaron de llevarse bien, si se amaban, cuando eso era lo que querías mirar sin ver el trasfondo de la relación entre hermanos.

Así que es bien valioso que hoy empieces a preocuparte de cómo te relacionas con los niños y cómo los tratas, porque si hoy te atreves a disminuir esa rivalidad entre hermanos, mañana realmente verás unos hermanos que se respetan y se aman. Quizás no se lleven tan bien como esperas, pero sí dejaste sembrado en ellos los valores de respeto y amor.

Fuente: www.asilovecamila.com

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