El VIH, el virus que causa el sida (la etapa final de la infección), continúa siendo un grave problema de salud pública global.
Hasta ahora ha causado 32 millones de muertes en el mundo.
Sin embargo, si los pacientes tienen acceso a un diagnóstico efectivo, tratamiento y asistencia adecuados la enfermedad puede controlarse y un paciente puede vivir una vida normal.
24,5 millones de personas tuvieron acceso a la terapia antirretrovírica al cierre de junio de 2019, según datos de ONUSIDA, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida.
En 2018, 37,9 millones de personas vivían con el VIH. Alrededor de 8,1 millones sabían que tenían el virus.
Pero tener VIH no significa tener sida. Estar infectado con VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) es haber estado expuesto al virus, pero no necesariamente se tiene que desarrollar la enfermedad (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).