Vargas: una tragedia que no se olvida
Close

Vargas: una tragedia que no se olvida

Hace 20 años mientras el mundo se preparaba para el cambio de milenio, Venezuela estaba a punto de vivir una de las peores tragedias de su historia: el deslave de Vargas.

Hace 20 años mientras el mundo se preparaba para el cambio de milenio, Venezuela estaba a punto de vivir una de las peores tragedias de su historia: el deslave de Vargas.

Hace 20 años mientras el mundo se preparaba para el cambio de milenio, Venezuela estaba a punto de vivir una de las peores tragedias de su historia: el deslave de Vargas.

El mismo día en que el entonces presidente Hugo Chávez llamaba a los venezolanos a votar en referéndum la nueva Constitución, las montañas del estado Vargas, que llevaban semanas empapándose bajo unas lluvias de una intensidad inusual, comenzaron a vomitar ríos de agua, lodo y piedras hacia la costa.

Este es considerado el peor desastre natural ocurrido en el país después del terremoto de 1812. En la actualidad se desconoce la cifra real de muertos, pero organizaciones internacionales afirman que la cantidad es el triple de la mostrada (van de menos de 700​ hasta 30 000 muertos dependiendo de la fuente). Muchas personas aún continúan desaparecidas, seguramente sus cuerpos se perdieron en el mar o yacen bajo los suelos de Los Corales, Macuto y Carmen de Uria urbanizaciones de la zona. Este hecho aparece en el libro Guinness de los récords como el mayor número de víctimas mortales por un alud de barro.

Los sobrevivientes

«El agua empezó a derrumbarlo todo. Vimos cómo un todoterreno con sus ocupantes era arrastrado y se hundía en el mar«, relata María Adelina, quien entonces era una niña de 11 años, y vivía con su familia.

José Gregorio, otro sobreviviente, relata que el día del deslave se encontraba trabajando en Caracas y por las imágenes satelitales pudo conocer que su casa ya no existía, allí estaban su esposa, su hijo y el resto de su familia, ninguno contestaba las llamadas.

«Nunca piensas que vas a enterrar a tu hijo; yo ni siquiera tuve un cuerpo al que enterrar», cuenta en el salón de su casa en Los Teques, presidido por un retrato del muchacho y el folleto de una iglesia evangélica que promete: «Escuche a Dios y vivirá para siempre», relata José Gregorio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

0 Comments
Abrir chat
Comunícate con nosotros
Comunícate con nosotros
scroll to top
SiteLock