Subió a dos el número de fallecidos como consecuencia del choque entre dos vehículos y posterior arrollamiento de personas ocurrido hace doce días en una arteria vial de Carora, la capital del Municipio Torres de este estado.
En efecto, en la madrugada de hoy sábado, dejó de existir en el Hospital Central “Antonio María Pineda”, de esta ciudad, el señor Francisco Rojas, de 44 años de edad, quien residía en la urbanización “Pedro León Torres”, también de Carora.
El fatídico accidente tuvo lugar cerca de la medianoche del día 27 de enero pasado, en el centro de la capital torrense.
Allí, Francisco Rojas se hallaba conversando con Paúl Portillo, de 36 años de edad, quien residía en Arenales, Municipio Torres.
Los dos conversaban de pie y al lado del vehículo de este último, que se encontraba allí estacionado.
Repentinamente, un vehículo del cual no se tienen características chocó violentamente y por detrás al vehículo que se hallaba estacionado.
Debido al impacto, ambos automotores arrollaron a los dos amigos, y, posteriormente, se incendiaron, y las llamas alcanzaron tanto a Rojas como a Portillo.
Estos debieron ser auxiliados y llevados inicialmente al Hospital “Pastor Oropeza”, de Carora, pero, rápidamente fueron referidos al primer centro asistencial de Barquisimeto, ya que ambos resultaron con quemaduras de suma gravedad en diversas partes de sus cuerpos.
No obstante, pese a las atenciones recibidas y a los esfuerzos de los médicos, Portillo dejó de existir dos días después de su ingreso.
Y a tan infausta noticia, se suma ahora la del deceso de Rojas, con lo que suman ya dos las muertes a consecuencia del accidente.
Algunos familiares de Rojas denunciaron hoy, en la morgue de Hospital AMP, en donde aguardaban por la entrega de los restos mortales de su ser querido, que, hasta ahora, los causantes de este lamentable accidente andan pública e impunemente por las calles de Carora.
Apuntaron que, en el vehículo causante del referido percance vial, andaban varios sujetos “en completo estado de embriaguez”.
-Pero lo más triste–recalcaron de seguidas- es que todos están plenamente identificados; no obstante, parece que alguna influencias deben tener, ya que ninguna autoridad se ha atrevido a detenerlos.
Reinaldo Gómez