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(+VIDEO) Un campeón en las buenas y en las malas

Josmar Cordero pasó a ser uno de los grandes baluartes de los Cardenales de Lara, luego de que en la temporada 2019-2020 fuera clave para la conquista del sexto título en la historia de la LPBV.

La historia de este barquisimetano quizá podría inspirar un guion cinematográfico. Adversidades, tenacidad, miedo y valor a la vez, y muchas emociones, aderezan una trama que tuvo un ingrediente primordial:  la capacidad de reinventarse.

Creció en una familia beisbolera por lo cual no era muy difícil pensar que seguiría ese camino. “Todos en mi casa jugaron pelota, era lo que se vivía en el ambiente, desayuno, almuerzo y cena”, declaró entre risas Cordero, a @ElInformadorVE, recodando que ya a los 17 años tenía un contrato internacional.

Con los ‘pájaros rojos’ fue parte de aquel equipo múltiple campeón de la extinta Liga Paralela, sin embargo, no recibió muchos llamados para formar parte del equipo grande. Entre la 2013-2014 y la 2015-2016 disputó seis encuentros, consumió seis turnos y no dio hits. A finales del 2016 fue dejado en libertad por ambos equipos.

GIRO DE 180 GRADOS

Con una familia por la cual velar y con una situación económica inestable, Cordero cruzó fronteras y, como millones de venezolanos, migró del país para trabajar en «lo que sea».

“Me fui solo, a explorar el panorama para ver si me llevaba luego a mi familia. Primero estuve en Perú, allí trabajé un tiempo como guardia de seguridad antes de que me ofrecieran un contrato en Austria para jugar pelota”.

Pero la pasantía fue breve. Regresa a Suramérica, esta vez a Santiago de Chile, donde conoció la crudeza de la vida de muchos migrantes venezolanos. “Cuando llegué a Chile fui recibido por un amigo, al principio vivía en una casa en condiciones ‘asquerosas’, con un solo baño para 30 personas, y un solo colchón para tres personas. Tenía dos trabajos y prácticamente no descansaba. Fue una experiencia muy ruda”.

Pero el larense tenía una motivación. Cuando hay motivaciones se sacan fuerzas, y más si se trata de un hijo. “Yo hacía eso, para que a mi hijo no le faltará nada. Tener que adaptarme a ese estilo de vida por mi familia me hizo madurar mucho como persona”, reconoce Cordero, admitiendo también que la madurez es importante para saberse reinventar.

VIENTOS DE CAMBIO

Estando en Santiago, Josmar se encuentra a Diego Torres (actual coach de tercera de Cardenales de Lara), quien fue un apoyo importante para él durante esos tiempos difíciles. “Le expliqué mi situación y no dudó en tenderme la mano. Lo primero que hizo fue regalarme un mejor colchón para dormir y eso para mí fue como la gloria”.

Poco después se mudó a una estación de bomberos, donde pidió permiso para pernoctar tras sus largas jornadas laborales y decidió probar suerte de nuevo en el mundo de la pelota.

“Diego me invitó a unos entrenamientos para jugar con la selección de Chile, allí gusté y me llevaron a jugar en Argentina, en ese torneo me va tan bien que la federación chilena me ofreció arreglar mis papeles para darme la nacionalidad”.

Sin embargo, los trámites por parte del ente nunca llegaron y Josmar decidió continuar con el nuevo ritmo de vida que ya tenía. “Me mudé a un pueblo cerca de Santiago, allí comencé a trabajar como mesonero en un restaurante, entraba a las 12 del mediodía y salía a las 4:00 a.m., de lunes a sábado”.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

Cuando parecía que su vida en el béisbol estaba concluida, recibe una llamada de la gerencia de los Cardenales de Lara, pidiéndole regresar para jugar en la campaña 2019-2020, arropada por la incertidumbre de poder contar con peloteros de las Grandes Ligas.

“No dudé en ningún momento en venirme, lo hablaba con Diego (Torres) en el avión de regreso, Cardenales era una gran oportunidad que debía aprovechar al máximo para regresar al mundo del béisbol”.

Durante la pretemporada fue ganándose la confianza del cuerpo técnico en especial, la del mánager Luis Ugueto, quien le exhortó a jugar en la mayor cantidad de posiciones posibles. Para Cordero fue un reto para reinventarse. “Desde ese momento empecé a trabajar más duro para adaptarme a cualquier posición en la que me necesitara el equipo. Tenía en mente que una oportunidad así no se debe desperdiciar”

Tenía un propósito y estaba focalizado, dos estrategias claves de la reingeniería que le dieron el resultado esperado. Desarrolló una nueva versatilidad que le valió para ver acción en 22 de los 41 juegos de ronda regular con los alados, donde además de participar en la receptoría, defendió el jardín izquierdo, la segunda y la tercera almohadilla.

Sus números línea fueron gratificantes al culminar con promedio al bate de .333 con dos cuadrangulares y 10 carreras remolcadas.

PROFETA EN SU TIERRA

Cordero fue perdiendo tiempo de juego en la postemporada debido a la incorporación de los MLB, sin embargo nunca perdió el enfoque, pues sabía que en cualquier momento le tocaría la oportunidad para brillar. Dicho momento llegaría durante con el cuarto juego de la Serie Final ante Anzoátegui, donde le comunican que será el titular en el jardín izquierdo tras la baja ofensiva del refuerzo Isaías Tejeda.

“Ellos parecían más nerviosos que yo. Por esa noticia yo no iba a cambiar nada, seguía acostándome tarde viendo películas, comiendo lo mismo, me mantuve como siempre porque ya estaba mentalizado en lo que quería”.

Desde la incorporación de ‘Ciudad Gótica’ a la alineación titular, Lara consiguió tres triunfos en cuatro encuentros para amarrar su sexto campeonato. Cordero fue clave en las últimas dos victorias, al anotar la carrera de ganar del sexto juego y dar el hit para empatar el encuentro a dos carreras en el séptimo y definitivo, ambos celebrados en el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto. “Aún no asimilo esos momentos, hasta ahora son los mejores turnos de mi carrera, creo que los seguiré celebrando hasta diciembre”.

Su pase por la pelota criolla le valió un contrato para ir a la Liga Italiana de Béisbol en 2020. “Hay Josmar Cordero para rato, en Italia trataré de mantener este ritmo, esto es lo que amo hacer y quiero seguir en el béisbol”.

El pelotero de 28 años, haciendo retrospectiva de lo ocurrido agradeció a todas las personas que de una u otra manera lo ayudaron mientras más lo necesitaba, además envió un mensajes a todos los venezolanos en el exterior, afirmando que “Dios siempre da segundas oportunidades y que algún día todos nos encontraremos de nuevo en estas tierras”.

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Alberto Díaz Peluso @diazpeluso23
FOTOS: @iamdanisosa

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