“¡No se preocupen! Se trata del traspaso de los activos de Rosneft en Venezuela al Gobierno de Rusia directamente”.
Así lo publicó el embajador de Rusia en Venezuela, Sergey Mélik-Bagdasárov, en su cuenta de Twitter, para aclarar lo sucedido a raíz de que se conociera el cese de operaciones de la petrolera estatal rusa, en el país caribeño.
Pero, más allá de lo que pareciera una herida artera a la golpeada industria petrolera venezolana, se traduce en un reposicionamiento de Rusia en el negocio petrolero venezolano, según explica Reuter.
Rosneft cerró un acuerdo con una empresa «controlada en un 100% por el gobierno de la Federación de Rusia para vender todos sus intereses y ceder su participación en sus operaciones venezolanas».
Ello implicaría que el gobierno ruso seguiría siendo un aliado clave de Caracas, sostiene la agencia noticiosa, coincidiendo con el diplomático ruso en Caracas cuando aseveró: “Seguimos juntos en adelante”.
No obstante, Rosneft ya había informado a través de una breve nota de prensa, que cesa definitivamente sus operaciones en Venezuela, pero cederá sus activos a otra subsidiaria rusa, la cual no identificó.
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