El papa Francisco ha dado hoy inicio a los ritos de la Semana Santa con la celebración litúrgica de un Domingo de Ramos especial, pues ha tenido lugar en el interior de la Basílica de San Pedro y no en la plaza vaticana, como es habitual, y no ha contado con fieles por la crisis del COVID-19.
“El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor. De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene”, dijo Francisco durante la homilía.
Acompañaron al papa solo un reducido grupo de religiosos, que respetaron en todo momento la distancia de seguridad, y la liturgia se celebró en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro, y no bajo el baldaquino.
Esta será una Semana Santa particular que Francisco celebrará sin fieles en el templo, pero que invita a todos los cristianos a participar sus casas, a través de los medios de comunicación o las redes sociales.
La emergencia del COVID-19, que en Italia ha causado más de 15.000 muertos, ha obligado al Vaticano a adoptar medidas de prevención para evitar contagios y ya en marzo se decidió cerrar la plaza y la basílica vaticanas de forma temporal.
El papa ofreció una homilía en la que pidió a la gente que evite sentirse sola y se aferre a la fe en estos momentos de dificultad.
“Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos”, expuso.
“Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: ‘Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene’”, añadió.
Francisco pidió a los fieles de todo el mundo que contacten al que sufre, “al que está solo y necesitado”.
Y envió un mensaje a los más jóvenes: “Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”.
También recordó antes del rezo del Ángelus que estaba previsto este domingo que los jóvenes de Panamá entregaran la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a los de Lisboa, pero será el próximo 22 de noviembre.
Hasta ese momento, animó a los jóvenes a cultivar la generosidad y la solidaridad.
La de este año será una Semana Santa diferente. Se ha cancelado la misa Crismal del Jueves Santo en la que se bendicen los santos óleos que servirán a lo largo del año para impartir los sacramentos.
Francisco oficiará la misa de Jueves Santo pero no el tradicional lavado de los pies que solía hacer en centros de acogida de migrantes o en las cárceles.
También habrá una misa el Viernes Santo, como el día anterior en el interior de la Basílica, pero el Via Crucis se celebrará en la plaza de San Pedro y no en el Coliseo, donde se realizaba ininterrumpidamente desde 1964.
Tampoco habrá fieles en la Vigilia Pascual del Sábado ni en la misa de Resurrección del domingo, tras la cual Francisco impartirá la bendición “Urbi et Orbi”.