Angélica Romero Navas
Desde octubre, hasta finales de enero, toda Venezuela se concentra en el béisbol. Las salidas, las conversaciones, las comidas y las reuniones familiares se centran en la pelota. No hay familia que no acostumbre apartar una porción de su presupuesto para disfrutar en persona (y hasta VIP) de un juego del Cardenales de Lara.
Sin embargo, este año, planear esta salida es todo un reto, especialmente cuando la prioridad del común es adquirir los alimentos.
La directiva del Cardenales anunció los precios de las entradas para el Antonio Herrera Gutiérrez y en minutos llovieron los comentarios de sus seguidores, quienes aseguran que su costo es poco accesible para un trabajador de sueldo mínimo.
En Maracay por ejemplo, la entrada VIP GOLD cuesta Bs.S 600 y en Margarita Bs.S 500. Se quejan porque Barquisimeto es la ciudad con las entradas más caras.
Para que un fanático pueda ver a su equipo desde una silla central, debe destinar el salario de ocho días de trabajo. En cambio para verlo desde un banco de concreto basta con trabajar un día (Bs.S 60).
En las últimas dos temporadas, la ciudad crepuscular ha superado el aforo de todos los estadios del país, con 7.000 personas en promedio por juego.
El fanático no sólo va al estadio a ver el juego. También a comer (y algunos a beber) así que eso encarecerá el costo del disfrute de ver a los pájaros rojos en acción.
Un combo de hamburguesa más un refresco, en un establecimiento informal, vale en promedio Bs. S 350, que deben sumarse al presupuesto.
Otro de los puntos a tomar en cuenta es la crítica situación de transporte, que aunado al horario de los juegos (4:00pm, 5:00pm y 7:00pm) dificultan, especialmente el retorno de los fanáticos a sus hogares. Un servicio de taxi, por un trayecto corto, en horas de la noche, cuesta como mínimo Bs.S 300. Transbarca prestará servicio gratuito para facilitar el retorno de la fanaticada.
Algunos fanáticos harán los malabares que sean necesarios para no perderse la oportunidad de asistir a un encuentro de los criollos. Pero con estos números, probablemente muchas familias elegirán la opción más económica: ver las transmisiones por televisión.