La función hace al órgano, no el órgano a la función. Sostenían los estructuralistas. En lo social, mayormente. En los Poderes del Estado, oficinas, en general, de esa Chapuza Popular RoboLucionaria, por ejemplo. Existen. Ahí están. Sus titulares se jactan de autoridad – otra cosa es que la ejerzan como lo manda Dios.
Automóviles oficiales – con gasolina gratis, 90 octanos, no esa basura iraní, para la plebe, buena para guisar a costa de la miseria compatriota. Asistentes, comisionados, parafernalias, guisos, muchos guisos de todos los sabores, olores y calibres. Nepotismo (el nepotismo, es el racismo en su fase más regresiva). Nadie sabe – incluidos sus creadores- porqué y para qué, fueron instituidos, tales entes del Estado.
Es cuando opera el sistema autoinmune de la comunidad. Como existe la necesidad social, nace el órgano, según Comte, Merton y antes que ellos Durkehim. Un generalote, de mucamo de alcoba de algún agente del G-2cubano. Muy mucamo para ser general, muy general para ser mucamo de alcoba de un castrocubano. Bochornos del gentilicio.
Los agobiados venezolanos nos angustiamos, cada segundo, al pensar el futuro de nuestros seres queridos. Cuando me lo pregunto a, mi mismo, la respuesta es sencilla. En 2000 estábamos ¿Mejor o peor que en 1999? ¡Peor! En 2001, estábamos ¿Mejor o peor que en 2000? ¡Peor, también! Y así, peor y peor, año tras año, llegamos a la gran interrogante de hoy: En el 2021, estaremos ¿Mejor o peor que en 2020?
Han sido, más de dos décadas, consecutivas, en fila, de caída libre, sin solución de continuidad. De robo, saqueo, ineptitud, holgazanería. De narcogobierno. Hay que ser muy panglosiano para no darlo por sentado: A menos que depongamos a la narcotiranía – como sea, pues esmateria de“legítima defensa”- 2020, será un martes de Carnaval, festivo, muy alegre, risueño, comparado con lo que nos depara el 2021 y aquí llegamos a donde comenzamos: La necesidad que algo o alguien, persona u objeto, nos informe, nos familiarice, toques de optimismo incluidos, día a día, para poder soportar la madre de “pela” que se nos viene encima.
La RoboLución vive de la mentira y la mentira vive de la RoboLución. La “Chica del Tiempo, RoboLucionaria”, que así se llamará, según su institucionalización estructuralista o funcionalista, en la Gaceta Oficial correspondiente, ha de ser mentirosa en extremo. Más que Pinocho, peor que el horóscopo más orillero.
Lo poco o nada veraz, no será relevante para esa figura central roboLucionaria. Si pretendemos ir, felices por la vida más nos vale tragarnos sus pronósticos. Felicidad, efímera, fugaz, engañosa. Por escasísimas fracciones de segundo. Algo es algo. No es verdad, que la verdad enflaquece, pero no quiebra, como decía Don Quijote. También, se muere de desesperanza.
Quien dice embustera, dice enredadora, pendenciera, supuesta vengadora. Consterna tener seguir esbozando, el perfil de la “Nueva Chica del Tiempo RoboLucionaria”: Guapa si está apoyada, pero cara a cara, campeona de 100 metros planos de cobardía. Por salvar el pellejo, capaz de dejar a merced de agresores, hasta a su propia agüela. Regalada y sumisa con el poderoso, intransigente y alzada con el desamparado. Chillona, chismosa, celestina. Mientras más vieja, más mentirosa y de menos cabellera, porque para mentir, la ocasión la pintan calva. Urdidora de farsas y cobas colectivas. De ollas desinformativas, potes de humo calumiosos. Guisadora, muy guisadora. Retorcida. Cada vez que jura, de puntillas, sonriente, un demonio, pasa a sus espaldas.
- ¡Aló! ¿Quién llama? ¡Sí, soy, yo! ¡No me diga! ¡Se me han adelantado! Lo de menos, las supuestas diferencias de género o melena. Ahora comprendo, porqué después de la cadena nacional de anoche, tuve la sensación de habertropezado con alguien conocido.